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La 'banquera del pueblo' portuguesa, directamente vinculada al contrabando

Seis semanas después de la detención, el 8 de octubre último, de María Branca dos Santos, la banquera del pueblo parece olvidada de la Prensa y de la opinión portuguesa. A pesar del muro de silencio que rodea las investigaciones en curso, a cargo, por extraña coincidencia, del mismo juez que instruye el proceso de Otelo Saraiva de Carvalho y de las Fuerzas Populares 25 de Abril, las vinculaciones de doña Branca con el mundo del contrabando, economía sumergida y otras actividades ilícitas están firmemente establecidas.

Una red de contrabando en gran escala, con ramificaciones internacionales, descubierta por la policía a partir de la interceptación, al sur de Lisboa, de un camión TIR cargado de tabaco, en la última semana de septiembre, suministró a las autoridades lusas los elementos necesarios para detener a Branca dos Santos y sus colaboradores, bajo la acusación de "asociación de delincuentes".

Fuerte infraestructura

Pero el "caso de Arrabida", como es conocido en Portugal el proceso de los traficantes de tabaco, ha traído a la luz del día graves y preocupantes vinculaciones entre doña Branca y las policías portuguesas. De los 21 individuos presos en el "caso de Arrabida' 10 son miembros de las diversas corporaciones policiales (policía de seguridad, Guardia Nacional Repúblicana y guardia fiscal), y entre ellos figuran los comandantes de la PSP de Evora y de la guardia fiscal de Sines y Setúbal.El desmantelamiento de la red llevó a la policía a recuperar mercancías de contrabando y grandes cantidades de dinero, en divisas extranjeras en su mayor parte, por un valor de 200 millones de pesetas. Pero el golpe de teatro se produjo con el descubrimiento de una instalación muy sofisticada de telecomunicaciones y de recibos de depósitos en bancos nacionales y extranjeros, y talones con el nombre de Branca dos Santos.

La muerte, en condiciones extraflas, de un cabo de la policía de Setúbal, suicidado o abatido el 7 de octubre, víspera de la detención de doña Branca, sería otro eslabón de la cadena que ligaba a la banquera del pueblo a la red de contrabando: el cabo y otros agentes de la policía, ahora presos, se dedicaban a canalizar depósitos hacia las cajas de la banquera.

A pesar de la apatía de la opinión pública lusa -incluidos los propios afectados-, que acepta como un hecho fatal y aparentemente irreversible la ola de corrupción e ilegalidades de todo tipo que parece sumergir la vida portuguesa, el hombre de a pie no deja de registrar la coincidencia entre la prisión de doña Branca y los éxitos sin precedentes registrados últimamente por las autoridades portuguesas en la represión del contrabando y del tráfico de drogas.

Implicaciones españolas

El café de contrabando decomisado en la región de Lisboa, que había entrado clandestinamente por el puerto de la capital escondido en el interior de paquetes de tablas de madera, en tránsito hacia España y Marruecos, es una de las operaciones más espectaculares realizadas hasta la fecha, por el valor de la mercancía recuperada y por evidenciar la existencia, también en este caso, de una organización con ramificaciones internacionales. Pero los golpes de la Brigada de Estupefacientes no han sido menos importantes. Toneladas de drogas ligeras, pero sobre todo centenares de kilos de heroína y cocaína, han caído en las últimas semanas en manos de la policía portuguesa.Hasta la fecha, las autoridades de Lisboa se han negado a dar la menor indicación sobre las investigaciones en curso, pero fuentes próximas del proceso aseguran que éstas se extienden a varios países, entre los cuales figuran España e Italia.

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