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Dinero público para la Almudena

El Gobierno regional, el Ayuntamiento, la Caja de Ahorros y la Cámara de Comercio aportarán 200 millones

Los católicos madrileños han contribuido con 11 millones de pesetas desde el pasado mes de abril, en que se inició una colecta, a la terminación de la catedral de la Almudena. Sin embargo, las obras seguirán adelante, en gran parte gracias a los 200 millones de pesetas, procedentes de los fondos públicos o de entidades económicas sin relación aparente con la construcción del templo, comprometidos a través de una fundación constituida el pasado día 6.

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La culminación de las obras, iniciadas hace 101 años, costará al menos 800 millones de pesetas, de los que la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de la Capital, la Cámara de Comercio e Industria y la Caja de Ahorros aportarán cinco millones anuales cada uno durante 10 años. La idea de creación de la basílica data del siglo XVI y la aportación de fondos empezó en el siglo XVII.En voz baja, como un rumor, se han lanzado críticas sobre este proyecto desde criterios arquitectónicos y urbanísticos. La catedral ha sido señalada como un buen ejemplo para los estudiantes de arquitectura de lo que nunca se debe hacer, según comentarios de pasillo, pero nadie parece dispuesto a asumir públicamente tal crítica. El consejero de Ordenación del Territorio, Medio Ambiente y Vivienda del Gobierno regional, Eduardo Mangada, se excusó por falta de tiempo, según informaron en su secretaría, para ofrecer una opinión sobre este punto.

El arquitecto Pedro de Navascués Palacios, experto en arquitectura del siglo XIX, se pronuncia en favor de que la obra se termine "al margen de cualquier consideración política, religiosa o moral en un sentido amplio, pues, de no hacerlo, sería como una especie de malversación histórica". Y, desde un punto de vista técnico, estima "válido el criterio con que Chueca trata de resolver este problema, y creo que cualquier otra solución, dejarla como está o superponerle una estructura arquitectónica de vanguardia, sería lo peor que se podría hacer".

Juan Barranco, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid, explica que "la catedral de la Almudena no es un tema municipal, sino de la jerarquía eclesiástica, pero, por aquello del madrileñismo y porque nos lo pidieron, fuimos los primeros en aportar una ayuda económica y en ofrecer cualquier colaboración necesaria del Ayuntamiento. Luego se unieron otros a esta ayuda. Eso es todo".

"La Comunidad de todos"

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"La Comunidad de Madrid se ha implicado porque es la comunidad de todos los madrileños, y entre ellos hay muchos cristianos", asegura Javier Ledesma, consejero de Presidencia. Ledesma explica el proceso de creación de la citada fundación: "En las reuniones previas vimos, con sorpresa, que se hablaba de una fundación que no existía realmente, ni tenía una composición real de acuerdo con las instituciones que iban a contribuir".La fundación tiene ahora, añade Ledesma, un estatuto y un fin claros para la terminación de la catedral. "Los anteriores objetivos eran variopintos, atemporales y ambiguos. Se hablaba, por ejemplo, de protección a la familia". El consejero no cree que participar en esta empresa sea "echar dinero en saco roto", aunque las obras se pararan a medio plazo. "Habríamos contribuido a avanzar", precisa. "Pero son los católicos madrileños quienes han de decir la palabra decisiva".

Ledesma considera que, "hoy día, la catedral se integra perfectamente en la hermosa silueta paisajística y urbanística del Palacio Real y su entorno". No obstante, no se considera la persona más adecuada para opinar sobre los aspectos urbanísticos y arquitectónicos.

Adrián Piera, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, cree que "esta vez va en serio, porque de verdad se ha visto un decidido apoyo de las instituciones". Además, según Piera, "la cualidad de un empresario es ser arriesgado". La cámara de Comercio "no puede ser ajena a ninguna aventura, entre comillas, que vaya por el decoro y el bien de Madrid, y la falta de remate de esa comisa del oeste de la ciudad es algo que nos remuerde a todos", señala.

Madrileñismo

Fernando Utande, director adjunto y jefe de relaciones públicas de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid explicó la participación de esta entidad "porque todos los asuntos madrileños nos interesan, porque no podemos negamos ante una petición de este tipo, porque es un asunto de puro madrileñismo". Utande añade que, "de todas formas, es el pueblo de Madrid quien tiene que costear su catedral, si quiere tenerla".Lo mismo opina Ángel Suquía, arzobispo de Madrid, que preside la nueva fundación para terminar la catedral de la Almudena, en la que participan, además de las entidades citadas, el propio arzobispado y miembros particulares. Antonio Astilleros, secretario de la fundación y delegado del arzobispado para estas obras, resalta que son todos los madrileños, los creyentes y no creyentes, quienes tienen que hacer posible la terminación de la catedral, porque es una importante obra cultural, artística y urbanística. Las institucione sólo pueden apoyar".

Según Astilleros, "la empres merece la pena, aunque sólo sea desde un punto de vista económico, ya que el valor de lo construido se cifra en 24.000 millones de pesetas, y no se debe abandonar tal inversión".

En el pasado mes de abril se abrió una cuenta corriente en la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, en la que los madrileños pueden hacer sus aportaciones económicas para este proyecto. También se ha abierto una oficina con el mismo fin en la sede del arzobispado de Madrid. Hasta la fecha, lo ingresado por los católicos madrileños asciende a 11 millones de pesetas, según precisa Astilleros. "No es mucho, pero no está mal", comenta. El arzobispado estima que, "si se consigue el dinero", la obra puede estar terminada "en cuatro años".

Las estimaciones del coste para terminar la catedral eran de 300 millones de pesetas en 1979, de 500 millones de pesetas en 1983 y de 800 millones de pesetas en el año actual. La cifra se doblaría, probablemente, en 1988. El principal paquete de obra que resta por realizar se refiere a las dos fachadas que dan al Campo del Moro, el cimborrio y dos cruceros, además de las reparaciones de desperfectos.

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