Estreno en el palacio Real del trío de Montsalvatge dedicado a los Reyes de España
El trío de Xavier Montsalvatge titulado Quadrivium, para violín, viola y violonchelo, se estrena hoy, a las ocho de la tarde, durante el concierto de cámara a cargo del Trío de Madrid que se celebra en el palacio Real, utilizando los estradivarios de la Corte de España. La obra, escrita por encargo del Patrimonio Nacional y dedicada a los reyes Juan Carlos y Sofía, supone una interesante aportación a la música de cámara de nuestro tiempo.
No son muchos los tríos para cuerda debidos a autores nacionales que permanezcan en el repertorio. Quizá el primero que conserva el archivo palatino se debe al violinista de la real capilla Juan Balado, un músico madrileño notable en su tiempo (murió en 1832) y hoy absolutamente olvidado. El mismo archivo guarda una rica colección de tríos para arcos (dos violines y chello o violín y chello) de Brunetti, Rolla, Wacher, Viotti y Haydn, compositores que estuvieron en España o tuvieron largas relaciones con la corte de Madrid. Entre los contemporáneos habría que destacar el trío de Julián Bautista (1925) o el de Luis de Pablo, encargo de Radio Nacional para su estreno en los conciertos de la Unión Europea de Radiodifusión (1978).Lo primero que sorprende en el trío de Xavier Montsalvatge (Gerona, 1912) es su título, Quadrivium. "No aludo al número de instrumentistas, como es lógico, sino a las cuatro artes liberales superiores, según se enseñaron desde los romanos hasta la Edad Media, ligadas con las matemáticas: aritmética, geometría, astronomía y música. Las otras tres que componían el Trivium se referían a la gramática, la retórica y la dialéctica".
Quizá en el trío de Montsalvatge el concepto de Quadrivium como encrucijada no estuvo ajeno, pues, ya en otras obras, obedeció a la sugerencia de esos misteriosos cruces de caminos que obligan a elegir, nos llevan aquí, allá o a ninguna parte. Recuerdo, por ejemplo, Laberinto.
"En efecto; me gusta, además, jugar con la doble significación de los términos, incluso en obras sencillas como la que estrenará en Londres, el próximo mes de abril, el pianista Enrique Pérez de Guzmán. Se titula Sí a Mompou, y ese sí es, a la vez afirmación entusiasta, casi vítor al gran compositor, y designación de una nota musical, precisamente la sensible, concepto que conviene muy especialmente a nuestro gran Federico".
Aparte la lógica relación de cada obra con las inmediatamente anteriores, viene siendo constante en Montsalvatge la alusión como motivo, más desarrollada que las denominadas citas. Se trata casi de parodias según la designación de los barrocos.
"En Quadrivium es fácil adivinar puntos de contacto con el Concierto para guitarra, y en el tercer tiempo, Molto moderato, reaparece el andante de mi Concierto para piano; es, si se quiere, una evocación nostálgica de mis años jóvenes, pues el Concierto breve data de 1953. He trabajado con mucha ilusión en Quadrivium, por la significación del encargo y la dedicación fervorosa a nuestros Reyes, así como por la excepcionalidad de su estreno: el entorno, las augustas presencias, la calidad legendaria de los instrumentos y la formidable labor del Trío de Madrid".
Babelia
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