Iberia ignora la composición y valor de su patrimonio
Iberia compró en 1971 el no va más en tractores de alta potencia para remolcar aviones. ¿Qué ha sido de ellos? Seguir la pista de aquellos forzudos ejemplares capaces de mover un jumbo podría ilustrar quizá un aspecto inédito de las inexplicables pérdidas de la compañía. Uno de esos supertractores franceses de frenos hidráulicos, comprado por 17 millones de pesetas, fue bautizado con la matrícula IB-7044 y destinado al aeropuerto de Barcelona.No hemos podido calcular a cuánto salió el arrastre de cada avión durante los pocos años que el IB-7044 estuvo en servicio. Al cumplir los seis años de edad, aquel supertractor se mostró obsoleto para los técnicos de la compañía, que despreciaron su nefasto sistema de frenado hidráulico. Disfrutó jubilación anticipada y fue sustituido por otro de tecnología tractoril más moderna. El monstruo IB-7044 fue arrinconado en un aeropuerto del sur de España, donde envejeció prematuramente. Los vientos, la humedad y el salitre de las pistas de Málaga, donde sufrió destierro y abandono, acabaron deteriorando sus piezas y agotando sus funciones.
El gran tractor, que durante sus primeros años pudo hacer bailar sobre las pistas del Prat a los grandes mastodontes del aire, quedó paralítico y totalmente inoperante en las pistas malagueñas. "No era práctico", ha señalado uno de los técnicos. A los seis años de servicio y 12 de edad, aquel supertractor de alta potencia fue sentenciado por la oficina de desechos de Iberia a ser vendido al peso, junto con otros equipos, en un lote de chatarra que pesaba 70.000 kilos. Un chatarrero malagueño, vencedor en subasta pública, pagó el año pasado 270.000 pesetas por el lote en cuestión.
Motores a precio de chatarra
Al poco tiempo, según cuentan fuentes oficiosas, pero solventes de Iberia, el chatarrero vendió el tractor IB-7044 -que había costado 17 millones de pesetas a Iberia y por el que había desembolsado menos de 200.000- por un precio siete veces superior a lo que había pagado. Al parecer, el motor no estaba en tan mal estado. La segunda vida de aquel tractor, fuera ya de la empresa pública, ha sido carnaza de leyenda. Algunos le atribuyen aún potencia para mover inmensas máquinas o bloques de hormigón, mientras otros lo sitúan surcando los mares, marinizado y convertido en propulsor de un barco grande. La preocupación sobre una supuesta mala administración de los equipos de Iberia llegó entonces al propio comité de empresa.
Entre las cuentas de orden del ejercicio 1983-1984, que arroja 16.967 millones de pesetas de pérdidas, los contables de Iberia han tenido que dar de baja también en su activo a un tracto-camión de jardineras (autobuses para enlazar terminales con aviones) que lucía la matrícula IB-9193. Fue vendido en Barcelona al peso y al precio de chatarra, después de haber recorrido 10.000 kilómetros durante el año en que fue vendido.
La venta del IB-9193, que estaba en pleno funcionamiento, en lugar del IB-9108, que había circulado sólo 1.800 kilómetros en 1983 porque se hallaba en pésimo estado, y sobre el que había sido dictada orden de subasta, volvió a sorprender a los observadores de otras divisiones de Iberia.
Es proverbial entre los técnicos de Iberia el despilfarro de equipos infrautilizados o arruinados sin estrenar. Un paseo por las instalaciones que uno de los reinos de taifas de Iberia, conocido por el nombre de Dirección de Material, tiene en La Muñoza (detrás de las chuletas a la brasa de San Fernando de Henares, en Madrid) podría bastar a un buen contable para ridiculizar lo que la compañía Iberia llama "inventario".
Una parte del patrimonio de la companía no está debidamente inventariado o corresponde a pedidos duplicados o inútiles. A veces lo que no está reflejado en los libros duerme bajo una lona de La Muñoza. Equipos valorados en una cantidad próxima a los 200 millones de pesetas fueron descubiertos recientemente sin estrenar cuando uno de los departamentos pidió autorización para comprarlos de nuevo. ¿Cuántos carros para cargar contenedores del jumbo reposan en La Muñoza?
Hay departamentos que funcionan con tal autonomía (y, a veces, confrontación) que realizan pedidos de repuestos aeronáuticos sin atender siquiera a la aproximación de inventario que la compañía comenzó a realizar a la muerte de Franco. El control y seguimiento de los presupuestos es competencia del mismo departamento que los diseña, y resulta difícil reconocer al responsable de habilidosas desviaciones de una partida a otra o de heterodoxias contables, tan ibéricas, como la de apuntar en la cuenta de trabajos en curso lo que viene a ser sinónimo venial de pérdidas encubiertas.
Los auditores de la Intervención General del Estado sólo han gozado hasta ahora de algunos aspectos financieros de nuestra compañía aérea de bandera, que es además el primer restaurante de España y el primer parque de vehículos de la Península que lleva su nombre. Los interventores del Estado encontraron, el año pasado, "importantes debilidades del sistema de. control interno administrativo-contable" y propusieron ajustes o reclasificaciones al patrimonio neto, a los resultados y a la presentación financiera de las cuentas anuales.
A veces lo que se desconoce es la capacidad utilizada por los servicios de la propia compañía, y se encargan a empresas de fuera de la casa trabajos que pueden realizar algunos de los 24.000 empleados de dentro. Algunos técnicos de mantenimiento no ocultaron su malestar porque, hace unos meses, se enviara un Boeing 727 a reparar a los talleres de Italia, cuando Iberia dispone de buenos talleres.
El nuevo inventario
Otras veces, los mandos de Iberia renuncian a buscar nuevos trabajos para rentabilizar sus instalaciones por no asumir responsabilidades adicionales que no alteran su sueldo fijo y seguro. Otro inventario desconocido es el destino inadecuado y desaprovechamiento de los técnicos que sufren destierro en los pasillos o rincones de la compañía o ascensos relumbrantes, según sea su relación personal o familiar con los mandos del momento.
Antes del verano, muchos empleados de Iberia celebraron con sorpresa la llegada del inventario. Equipos provistos de pegatinas numeradas fueron identificando cada una de la mesas, sillas, máquinas de escribir y demás enseres de un activo que supera los 300.000 millones de pesetas (más que Rumasa). Pero no es oro todo lo que reluce. Supongamos que hay dos sillas en Iberia, una nueva y otra vieja. Si se rompe la silla nueva, puede darse de baja en el activo la silla vieja. La sustitución en libros de una silla por otra permite a la compañía lo que los contables más castizos llaman "chupar amortización". Contabilidad celtibérica.
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