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Tres asturianas pueden convertirse en las primeras mujeres mineras

El reciente anuncio de que tres jóvenes asturianas podrían convertirse en las primeras mujeres europeas que trabajar en el interior de una mina de carbón ha provocado una auténtica avalancha de opiniones y comentarios -desde los que defienden su derecho a cualquier trabajo hasta los que se oponen por principio- en medios políticos y sindicales del Principado.

Las reacciones ante la noticia van desde el escepticismo prejuicioso -"una mujer no tiene la fuerza física necesaria para estar en la mina"-, hasta la desaprobación de ribetes machistas -"mientras haya hombres en paro no hay derecho a que contraten a mujeres"-. Sin embargo, abundan también las posiciones favorables que apelan al derecho de igualdad entre los sexos reconocido por la Constitución Española.Dos de las mujeres que han sido seleccionadas por la empresa Hulleras del Norte (HUNOSA) para pasar el riguroso reconocimiento médico que se exige a los aspirantes a ayudante minero de interior, Iluminada Quiroga y Ana Isabel López, aseguran estar plenamente preparadas para bajar al pozo si superan estas pruebas. Ambas descienden de familias mineras.

Iluminada Quiroga, casada y con 28 años, ya bajó, cuando solo tenía 17, a la planta sexta de Pumarabule, donde su padre era picador. "Quería conocer el sitio donde trabajaba, donde arrancaba el jornal para los siete hermanos que éramos. Me produjo una enorme tristeza, pero así pude también valorarlo mejor", recuerda Iluminada después de ir a recoger a la escuela de Carbayín a su híja, Demelsa, de 4 años. Las necesidades económicas influyeron decisivamente en la decisión de Iluminada para pedir un puesto en la mina. Fue una de las 20 mujeres que solicitaron, junto con casi 11.000 varones, una colocación de ayudante de interior, porque su marido, actualniente contratado eventual en Barcelona, pasa temporadas en el paro. "Hasta hace poco, malvivíamos con 28.000 pesetas la mes, sin que ahora estemos mucho mejor. Yo sufría viéndolo a él sufrir, así que sin que él lo supiera, presenté la solicitud de ingreso".

Ganarse el jornal

A ninguna de las dos les asustan las dificultades del trabajo ni las reacciones de sus compañeros de pozo. Ana Isabel López, de 27 años y vecina de Sotrondio, está persuadida de que se encontrará "con varios tipos de personas. Desde el clásico listo, que pensará que estoy allí para ver a los hombres, hasta el patemalista, que se desvivirá por ayudamos. Pero espero que haya muchos que me traten de igual a igual que comprendan que si estoy allí es para ganarme dignamente el jornal".Ana Isabel López, que está divorciada, pero que en la actualidad vive con un compañero y con su hija Vanesa, de 12 años, tuvo que afrontar hace una semana la desaprobación de sus vecinas del barrio, que comentaban la noticia, en una tienda de comestibles: "A ver si les dan el trabajo más duro, para que se vuelvan a casa y dejen el puesto para un hombre".

La labor de los ayudantes mineros se desarrolla, principalmente, en las tareas relacionadas con el arranque de carbón, las más duras del oficio. Esta es una de las razones por las que se realiza previamente a su ingreso un exhaustivo reconocimiento médico que Iluminada e Isabel, junto con la tercera seleccionada, Maria Trinidad González Velasco, efectuarán dentro de unos días. En estas pruebas, suele rechazarse a casi un 30% de los aspirantes.

Las personas contrarias al trabajo femenino en la minería de interior -en Asturias su presencia en las tareas de exterior es ya tradicional- aluden a la existencia de una disposición de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que prohíbe que las mujeres desarrollen estas funciones. En todo caso, tanto el presidente de HUNOSA, Juan Tesoro, como la directora del Instituto Nacional de la Mujer, Carlota Bustelo, han antepuesto el derecho constitucional de igualdad entre los sexos reconocido en España.

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