Reagan, el presidente que paró al oso
Entre los múltiples anuncios de propaganda electoral televisada, el de mayor impacto para los republicanos es en el que aparece un cazador que hace retroceder a un oso. Tal es la parábola que escenifica al actual presidente, Ronald Reagan, parando al oso soviético, como mejor ejemplo de lo que deben votar los estadounidenses el próximo martes, día 6 de noviembre, si no quieren que se los coma el oso."Hay un oso en el bosque", dice una voz en off, mientras en la pantalla aparece un enorme oso moviéndose entre los árboles. "Para algunas gentes, el oso es fácil de ver", continúa el anuncio. "Otras gentes no lo ven. Algunas gentes creen que el oso está domesticado. Otras creen que es peligroso. Nadie puede saber quién tiene razón. ¿Pero no sería inteligente ser fuerte ante el oso si el oso existe?". Sigue la figura de un cazador, rifle al hombro, que aparece ante el oso y lo hace retroceder. A continuación, aparece en la pantalla un simple mensaje con la cara de Ronald Reagan, con el lema: "President Reagan. Prepared for peace".
El anuncio, pagado por el comité republicano para la reelección de Reagan, no menciona en ningún momento ni a la Unión Soviética, ni a la debilidad que representa Walter Mondale, partidario de recortar los presupuestos de defensa, el candidato del partido demócrata, que disputa el cargo presidencial a Ronald Reagan. Pero el mensaje es claro para los millones de lectores potenciales a que va dirigido. En definitiva, Reagan aparece como el líder que ha visto y ha parado al oso.
Algo supersticioso
A los anuncios televisivos, de capital importancia en la campaña electoral estadounidense, Ronald Reagan añade una última gira electoral, que, le lleva por 10 Estados y 15 grandes ciudades antes de pasar la jornada del martes 6 en su Rancho del Cielo, en las cercanías de Santa Bárbara (California), donde emitirá su voto y esperará el resultado, antes de regresar a la Casa Blanca, en Washington. Reagan, supersticioso, quiere estar en California el día del voto presidencial, como el 4 de noviembre de 1980, cuando logró su histórica victoria sobre el presidente demócrata, James Carter, al que venció en 44 de los 50 Estados que forman la Unión.
"Fifty States! Fifty States! ("¡Cincuenta Estados! ¡Cincuenta Estados!) es el nuevo eslogan electoral que los seguidores de Reagan han añadido al "Four more years! Folur more years!" (¡Cuatro años más! ¡Cuatro años más!), en esa recta final de la campaña electoral. Los republicanos no se contentan con la victoria. Quieren la totalidad del triunfo en los 50 Estados de la Unión, para consagrar a su líder para otros cuatro años más al frente de la Casa Blanca. El delirio popular de los reaganistas está en su punto más alto a dos días de conocerse el veredicto final.
"No confiemos en los sondeos y vayamos a votar", replica Reagan a sus entusiastas seguidores, temiendo que las previsiones de triunfo que le dan todos los sondeos electorales (con márgenes de victoria que varían entre 16 y 25 puntos de ventaja sobre Mondale) influya en que parte del electorado pro Reagan dé la batalla por ganada y no acuda masivamente a los centros de voto. Reagan no sólo quiere ganar, quiere arrasar. Y, si cabe, superar su récord de 1980.
"Este país nunca más será el número dos y ganaremos las medallas de oro, como en las Olimpíadas", clama Reagan ante sus seguidores en el centro de la ciudad de Boston, uno de los foros más prode mócratas del país y feudo del clan de los Kennedy. Nombre, el del asesinado presidente John Kennedy, que Reagan no duda en evocar para intentar captar las capas electorales demócratas que puedan desplazarse hacia el liderazgo republicano de Ronald Reagan.
Una juventud nacionalista
Las pancartas de "Ronnie, I love you" ("Ronnie, te amo") abundan en los mítines de Reagan, dando un tono más personal a las banderolas oficiales, con la inscripción más fría y pragmática de "Reagan-Busch, 84".
La gente, entre la que abundan los jóvenes, curiosamente más pro Reagan que pro Mondale, según encuestas realizadas en los campus universitarios, aclama a su presidente, confiando que es el mejor, el número 1, para llevar adelante a un país ilustrado por los participantes en los mítines de Reagan con el grito nacionalista de "USA! USA! USA!".
Al igual que su adversario demócrata, Walter Mondale, Ronald Reagan cuenta con unas jornadas electorales perfectamente cronometradas al segundo para las apariciones en las pantallas de televisión. Para conseguir que el mensaje pase unos minutos en los importantes telediarios de la tarde, cuando las tres grandes cadenas nacionales (CBS, ABC y NBC) llevan la campaña electoral hasta los hogares, donde las familias cenan tras su jornada de trabajo. A las imágenes de la campaña de un presidente jovial, a las arrugas de sus 73 años profundizadas por tanta sonrisa electoral, a los mensajes de optimismo y de firmeza acostumbra a seguir, finalizado el telediario, el anuncio publicitario del clan republicano-conservador, donde aparece la mesiánica parábola del presidente firme que hizo retroceder al oso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.