Un hombre armado pasó 45 horas atrincherado frente a la Guardia Civil
Fuerzas de la Guardia Civil de Jaén consiguieron ayer detener a un individuo que pasó las 45 horas anteriores atrincherado en su casa, en las afueras de la localidad de Pozo Alcón, amenazando con disparar si se acercaban. El individuo es Mariano Ortega Macizo, tiene 55 años y estaba acusado de homicidio frustrado y tenencia ilícita de armas. Ahora ha pasado a disposición del juez bajo estas dos acusaciones más la de resistencia y amenazas a las fuerzas del orden.
La detención de Mariano Ortega ha tenido en vilo a la comarca en donde se sitúa Pozo Alcón, la Sierra del Pozo, en las estribaciones de la Sierra de Segura, límite de provincia entre Jaén y Granada. Ortega, dedicado al pastoreo y el furtivismo, era conocido en la comarca por su carácter violento y difícil, y las cosas terminaron de complicarse para él en la tarde del jueves, cuando tuvo un enfrentamiento con un guardia forestal, al que, al parecer, disparó. Tras la correspondiente denuncia, la Guardia Civil acudió a su domicilio, pero él anunció que estaba armado y que no se dejaría detener.
Desde entonces hasta las seis de la tarde de ayer la Guardia Civil montó cerco a la casa, al tiempo que intentaba conseguir reducir con razones la resistencia de Mauricio Ortega. A tal fin le fueron enviados un psiquiatra y un forense. Ambos fracasaron en su intento de convencerlo y trazaron de él un cuadro psiquiátrico complicado, que traducido al interés profesional de los guardias se sintetizaba en lo siguiente: está convencido de que tiene la razón y disparará.
Intervención de familiares
También se intentó que hermanos suyos y otros familiares lo convencieran, pero resultó inútil. Mauricio Ortega está casado y tiene tres hijos, y su familia ha entrado y salido libremente del domicilio durante estos días.La detención pudo practicarse al fin al atardecer de ayer, cuando el atrincherado pensó que los guardias se había marchado y trató de escaparse. Salió en su velomotor, armado de una pistola y un punzón, y cuando vio aparecer bruscamente ante sí a los agentes trató de cambiar la trayectoria y cayó al suelo.
Entre los seis guardias civiles pudieron finalmente reducirlo y desarmarlo, tras lo cual fue puesto a disposición judicial, bajo acusaciones de homicidio frustrado, tenencia ilícita de armas y resistencia y amenazas a las fuerzas del orden.
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