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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Un pacto de Estado contra el paro / y 2

La grave situación económica del país, con el previsible aumento del paro y las cotas de productividad inferiores a las de la CEE, define un panorama preocupante para nuestra economía. En la primera parte de este artículo el autor planteaba la necesidad de que las fuerzas sociales, económicas y políticas del país asumieran un esfuerzo conjunto, un pacto de Estado a medio plazo para poder luchar eficazmente contra los problemas económicos.

Del mismo modo, es preciso efectuar un esfuerzo en tres direcciones simultáneas y complementarias: aumentar las exportaciones, aumentar la inversión pública y privada y destinar fondos de manera masiva a la investigación y al desarrollo de nuevas tecnologías.Ante las dimensiones del desempleo previsibles es necesario un esfuerzo exportador de gran magnitud que aporte trabajo suplementario a nuestro país y a nuestros trabajadores.

Cualquier aumento de exportación sería bien recibido, pero entendemos que para ser significativo serían necesarias tasas de incremento anual superiores al 10% anual, acumulativo, de forma que le llegase a 1993 exportando al menos un 25%-30% del producto interior bruto (PIB), contra el 12,5% de 1983. Esto significaría un empleo adicional de más de un millón de personas.

Naturalmente que el mismo esfuerzo a realizar en aumentar exportaciones habría que realizarlo sustituyendo importaciones, algunas por innecesarias y otras por alcanzar la tecnología necesaria para su producción.

Habría que tomar también las medidas necesarias para impedir que nuestra moneda esté más valorada de lo conveniente, reforzando así nuestra competitividad exterior. Creo que la marcha última de nuestra moneda ya está favoreciendo las exportaciones.

Inversión

De acuerdo con las necesidades de creación de empleo del país, en el apartado anterior hemos visto cómo es necesario no sólo recuperar, sino superar las tasas de inversión (FBCF) del 25% histórico para lograr ese objetivo. Este empeño supondrá una oportunidad para la industria de bienes de equipo y la construcción en el inmediato futuro.

Como medio de primar la inversión de expansión propugnamos los sistemas basados en primar al hombre empleado en nuevas instalaciones o servicios tanto en un primer momento como a lo largo de los dos o tres primeros años de trabajo en su nuevo puesto.

Será necesario adoptar todas las medidas que favorezcan el ahorro del país para poder acometer ese programa sin someterlo a un nuevo proceso inflacionario.

Pero son tan altas las cifras de inversión necesarias, como ya comentamos anteriormente, que, aparte de otras medidas, debiera utilizarse un endeudamiento importante programado, más un impuesto suplementario a todos los que tenemos un puesto de trabajo, como medida de solidaridad con quienes no lo tienen, dirigido todo ello a favorecer un programa de inversiones de expansión. Esto sería un primer paso a dar para empezar a encarar este desafío.

Difícil será lograr las inversiones necesarias sin una reestructuración de los circuitos de financiación de la inversión, asegurando unas tasas de interés y unos plazos de amortización acordes con las necesidades técnicas de los proyectos de inversión. Necesario será también, para apoyar a los jóvenes empresarios, que los créditos necesarios para sacar adelante sus ideas no necesiten de garantías reales.

Tecnología

La exportación y las nuevas inversiones deben estar apoyadas en la tecnología.

Las tecnologías de los empleos del futuro estarán más ligadas al cerebro, al software, a los servicios, que en el pasado: tecnologías de la información y transmisión de la información, burótica, telemática, robótica, biotecnología, biogenética y tecnologías espaciales y abisales. Pero sobre todo servicios, servicios especializados de todo orden, de cara a una sociedad compleja, de cara a una civilización del ocio.

Eso significa la necesidad de preparar a nuestros hombres y educarles en tareas de investigación y de ofrecimiento de servicios cada vez más especializados y complejos, adaptados a esas necesidades futuras. Esto significará sin duda una elevación del nivel de formación del trabajador medio en los nuevos oficios y servicios, pero también en los tradicionales, dado el aumento de tecnología y automatización que se va a producir en ellos. Eso significa la necesidad de aprovechar los períodos de desadaptación o paro para reconvertir a las personas.

Concertación

Para poder conseguir las metas anteriores será totalmente necesaria la concertación porque por muchos esfuerzos que se realicen será ,imposible llegar a un nivel de pleno empleo tal y como hoy lo entendemos en nuestro país (es decir, con 1.800 horas de trabajo al año) y tal como se entiende hoy a nivel del mundo desarrollado.

Entiéndase esto como algo positivo, pues significa el poder disponer del mismo nivel de vida de hoy o superior con menos horas de trabajo.

Igualmente será imposible realizar esas inmensas inversiones si no se conciertan todas las voluntades, definiendo en común las prioridades, y las renuncias y sacrificios que esas prioridades implican. Eso exige una concertación a largo plazo (seis años al menos, ,los dos del Acuerdo Económico y Social más otros cuatro) para:

- Dar estabilidad y continuidad al país, despertando la confianza de los inversores con unos planes marco, a largo plazo, que reflejen compromisos claros de todos los agentes económicos, incluyendo en ellos unos circuitos de financiación de la inversión con tasas de interés y plazos de amortización razonables. Este aspecto de dar confianza a los inversores nos parece el más importante, e, inversamente, nos parece lo peor todas aquellas medidas que no refuercen o animen esa confianza. El que el inversor sepa con qué reglas va a contar durante cinco o seis años creo que es el mayor elemento de confianza.

- Motivar a todos los ciudadanos, infundirles confianza, explicarles la necesidad, darles la seguridad de que su esfuerzo económico, de ahorro y sacrificio no va a ser malgastado, sino que va a revertir en una solución de futuro del país que suponga una mayor justicia distributiva. Téngase en cuenta que en las estimaciones de nuestro estudio antes citadas, el paro podría superar el 30% de no concertarse con seriedad y a largo plazo todas y cada una de las medidas que estamos citando.

- Escoger un nuevo modelo económico y de vida, más humano, con reducciones del tiempo de trabajo, para compartir éste entre el mayor número de personas posíble, dada la práctica imposibilidad de conseguir tasas anuales acumuladas de crecimiento del PIB, de aquí a 1993, superiores al 5%. Para preservar la dompetitividad de nuestros productos, estas reducciones en los tiempos de trabajo deben realizarse a medida que lo permitan las ganancias reales de productividad que se vayan obteniendo y siempre cuidando que no dañen el crecimiento del consumo real.

Debemos propiciar un cambio de los usos y hábitos sociales de modo que se utilice el tiempo disponible, el ocio, con un mayor enfoque cultural, menos consumista; con más dedicación a las artes, a la naturaleza, a los deportes, etcétera. Esta propuesta, que incluye componentes sociales, culturales y hasta filosóficos, tiene una base estrictamente económica. En los próximos años, las economías occidentales, pero especialmente la nuestra, crearán menos puestos de trabajo de los necesarios para mantener la plena ocupación de los ciudadanos con los criterios de las 40 horas semanales de hoy. Tenemos, pues, obligación de facilitar el empleo del tiempo libre de una forma noble.

El no concertarnos aquí y ahora y por largo tiempo creo que, desgraciadamente, nos conducirá a permanecer sobre el mismo camino de desempleo que hoy transitamos. Creo que es realmente una responsabilidad de todos el lograrlo.

José Mª de Escondrillas, doctor ingeniero industrial, es presidente de Unión Explosivos Río Tinto (ERT).

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