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Crítica:V Festival de Jazz de Madrid
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Hasta el más mínimo detalle

La sesión comenzó con la intervención de Onix, un grupo catalán de estilo muy elegante, casi de traje de etiqueta. Se observa ya a primera oída que no hay concesiones a la galería, en el sonido del conjunto. A pesar de estar anunciados como cuarteto, en escena solamente aparecieron Luis Vidal (piano), Ze Eduardo (contrabajo) y Jorge Rossy (batería); la ausencia del trompetista, como reconocían ellos mismos al final del concierto, fue un factor negativo a la hora de dar algo más de expresividad al contenido del recital. En efecto, faltó un poco de sorpresa en la realización de unas líneas muy depuradas en el sonido en sí y en el sentido de la lógica musical. Una buena parte de los temas eran composiciones propias, con una escritura impecable, aunque en general algo áridos.Las malas compañías pierden a cualquiera, y Jimmy Smith se trajo unos acompañantes de cuidado: un guitarrista con todo el swing que puede tener una caja de ritmos, y un batería igualmente mediocre, pero al menos más discreto. El repertorio, en su mayoría constituido por blues de todos los tipos, era el ideal para un club pequeño, incluso por la forma de enlazar un tema detrás de otro, pero en semejante sala acabó resultando algo monocorde y un poco aburrido. En realidad, la forma de hacer de Jimmy Smith no era muy distinta de la de siempre, y su actuación en particular fue aceptable; quizá la culpa es nuestra por haber estado tan distanciados.

Onix, Jimmy Smith Trío, Buddy Rich Big Band

V Festival de Jazz de MadridPalacio de los Deportes Madrid, 1 de noviembre

Buddy Rich tiene una Big-Band perfectamente adiestrada. La dirige con evidente firmeza y mediante esta disciplina ha conseguido tal empaste de sonido que la banda, en efecto, es un instrumento en sus manos. La precisión y la meticulosidad en los fraseos es admirable: toda la orquesta domina la dinámica, que se cuida hasta en el último detalle. En los primeros números interpretados en la noche del jueves, el sonido del conjunto resultaba ciertamente algo chillón, pues el nivel de las trompetas no estaba equilibrado con el resto; afortunadamente, este problema fue corregido poco a poco, permitiéndonos apreciar a fondo unos arreglos francamente buenos, aunque un poco estrechos para la improvisación.

La intervención de Steve Marcus con el saxo tenor fue una prueba de precisión para la orquesta y una indudable exhibición del solista. Buddy Rich, desde su batería, se mantuvo en su puesto de miembro de una Big-Band, sin ningún afán de liderazgo a baquetazos, aun estando tan claro quién mandaba allí. Al final se marcó un par de solos de maestro, en perjuicio de su corazón -en el que tiene un marcapasos y al que le sientan muy mal estos excesos- pero en beneficio de todos los demás.

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