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La OTAN y el desarme

Algunas veces he puesto el ejemplo de un ordenador al que se le sirve la información inicial de que dos más dos con cinco. Si al ordenador se le hace funcionar a partir de esa base, construirá un sistema erróneo, pero coherente y preciso, porque los errores matemáticos son de índole matemática. El principio es erróneo, pero la lógica destilada a partir deese principio no lo sería.Pasa lo mismo con la OTAN. Aceptando que la OTAN garantiza más la paz que la garantiza el desarme, la lógica nos empuja a armarnos indefinidamente, sobre todo teniendo en cuenta que las economías de las grandes potencias tienden a ser, y de hecho lo son ya, economías de guerra. Pero cabe pensar que esas economías pudieran reconvertirse en economías de paz.

El desarme no sólo sería beneficioso para países como el nuestro, agobiado por tantos gastos sociales, sino también para los países capitalistas muy desarrollados. En primer lugar, produciría un incremento considerable de la tasa de crecimiento. En segundo lugar, sanearía sus economías. En tercer lugar, permitiría, al reducir los impuestos, mejorar el bienestar social, y en cuarto lugar, haría posible allegar recursos materiales y financieros a las zonas menos desarrolladas del mundo.

Parece que en Europa no hay otro problema que el de la OTAN, cuando en realidad no es nuestro. Es un problema ajeno que se ha metido en nuestra concha, como el ermitaño.

Para empezar, no es siquiera un problema de todo el Atlántico, sino exclusivamente del Atlántico Norte. Ya esto es sospechoso. Y los europeos le dan vueltas y más vueltas a los mis¡les y al sitio al que apuntan, porque los norteamericanos y los soviéticos nos han convencido de que la guerra va a ser por este lado. ¿Y si después de todo fuese por arriba, por la parte de Alaska?

Y mientras la tecnología del misil se convierte en la clave de nuestro progreso tecnológico, en otros mundos y a nuestras espaldas se desarrollan grandes tecnologías en numerosos campos que permanecen en sombra para nosotros. Así es como los soviéticos y los norteamericanos van prehistorizándonos, cavernizándonos.

, 30 de octubre

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