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Turquía lanza la 'operación Sol' contra los nacionalistas kurdos sin apoyo iraní

La negativa de Irán a firmar un acuerdo con Turquía, similar al concluido en Ankara y Bagdad para luchar conjuntamente contra la guerrilla kurda, dificultará la labor del Ejército turco, dedicado de lleno a intentar erradicar una subversión cada vez más activa en el Kurdistán.En dos ataques guerrilleros dirigidos en la madrugada del jueves contra las tropas de Ankara, los pechmergas del Partido de los Trabajadores Kurdos dieron muerte a tres soldados. En total, 21 militares turcos han muerto en combate, según cifras oficiales -el doble. según otras fuentes-, desde que, hace algo más de dos meses, los nacionalistas kurdos reanudaron la lucha armada en el este de Turquía.

La respuesta del Gobierno de Turgut Ozal no se hizo esperar. Como en la célebre película Yol, del director Yilinaz Guney, las fuerzas armadas turcas desencadenaron recientemente la operación Sol, rastreando las provincias de Súrt, Hakkari y Anatolia oriental, irrumpiendo en los pueblos de montaña, reagrupando a sus habitantes al amanecer y deportando a los hombres válidos.

Entre los ocho millones de kurdos asentados en el este de Turquía -el 17% de la población del país-, la guerrilla nacionalista cuenta con numerosas simpatías, sobre todo desde que los militares turcos promulgaron, en 1982, una Constitución que prácticamente impide el uso del idioma kurdo en la enseñanza, periódicos y medios audiovísuales.

Al otro lado de la frontera

La ofensiva castrense no puede, sin embargo, alcanzar sus objetivos sin la colaboración de los dos vecinos orientales de Turquía, Irán e Irak, cuyos confines montañosos atraviesan los milicianos ña cionalistas, acosados por el Ejército, para refugiarse en las zonas controladas por sus hermanos guerrilleros kurdos asentados del otro lado de la frontera.Sólo en los campamentos del también separatista Partido Democrático del Kurdistán de Irak, encabezado por Massud Barzani, se entrenan más de 500 pechmergas.

Para que las tropas de Ankara puedan desalojarles de sus cobijos, el ministro turco de Asuntos Exteriores, Vahit Halefoglu, se desplazó a Bagdad, donde concluyó un, acuerdo que permite a su Ejército "penetrar, en caso de gran necesidad, a cinco kilómetros de profundidad en territorio" iraquí para perseguir "a los saboteadores durante un plazo máximo de tres días". En mayo de 1983 las fuerzas armadas turcas ya efectuaron una breve incursión en Irak con el consentimiento de sus gobernantes.

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Halefoglu viajó a continuación, acompañado del jefe de Estado, Mayor adjunto, a Teherán, donde sus intentos por obtener una autorización similar para el Ejército turco en Irán fracasaron, al estimar los responsables islámicos que la iniciativa de Ankara "incrementa la tensión en la región y pone en peligro su seguridad". La agencia de Prensa oficial iraní, Irna, comentó con sorna que el, régimen de Bagdad es ahora tan débil que debe recurrir a las fuerzas de otro país para someter a esas regiones".

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