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Los dos fugados de la cárcel de Ávila, detenidos en Cáceres tras asaltar un banco en Béjar

Isidro Hernández Ramos y Juan Redondo Fernández, los dos reclusos que se fugaron el viernes de la cárcel de Ávila fueron detenidos a las 17.30 horas de ayer en la localidad cacereña de Arroyo Molino de la Vera. Los dos evadidos, que estaban considerados presos muy peligrosos, habían asaltado horas antes de su detención una sucursal del Banco Central en Béjar (Salamanca), donde se apoderaron de 1.600.000 pesetas. Los fugitivas fueron capturados, después de que se hubiese montado una espectacular operación policial, en la localida cacereña de Arroyo Molinos de la Vera.

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Fuerte despliegue policial y varios cambios de coches durante la huida

En el momento de su detención viajaban acompañados de dos muchachas a las que, a punta de metralleta habían obligado a acompañarles. Antes de la detención se ha podido saber que viajaron, ya con las dos jóvenes, en una furgoneta robada. Una vez que comprobaron que se trataba de un vehículo lento decidieron apoderarse de un turismo Seat- 127, en el que continuaron la huida junto con las jóvenes de las que no se ha facilitado la identidad ni las circunstancias de su secuestro. Durante toda la mañana de ayer un helicóptero sobrevoló la zona y fue siguiendo paso a paso la ruta de los fugados. La presencia de las dos jóvenes como rehenes creó preocupación entre las fuerzas de la Guardia Civil, de cara al momento de la detención, dado el carácter violento de los reclusos fugados. Sin embargo, "en una operación de bocadillo" como la calificó el gobernador civil de Cáceres, Isidro Hernández y Juan Redondo, se encontraron sin posibilidades de reaccionar ante la Guardia Civil, cuando esta procedió a su detención en Arroyo Molinos de la Vera.

En la comandancia de la Guardia Civil de Jarandilla se procedió a su interrogatorio y en la noche de ayer se pensaba en un posible traslado a Cáceres, en una de cuyas prisiones serían internados. Para el gobernador, la cárcel provincial "sí ofrece garantías de seguridad".

La fuga de los dos reclusos se había iniciado en Ávila, el mismo día en que ambos iban a ser trasladados a una prisión de mayor seguridad. Con un vehículo robado, tomaron la carretera que une Ávila con Arévalo, lo que sirvió para advertir a las comandancias de la Guardia Civil de las provincias colindantes, a las que se les comunicó el grado de peligrosidad de ambos reclusos. Una cierta sensación de nerviosismo estuvo flotando durante todas las horas que duró la operación. Había temor a un encuentro violento con los dos jóvenes, lo que afortunadamente no llegó a producirse, "ya que su detención se efectuó sin ningún incidente", según informó el gobernador civil de Cáceres, Ángel Hernández Craqui.

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Dos chicos bien arreglados

La proximidad entre Ávila y Béjar (la distancia es de 110 kilómetros) junto con el hecho de que estén unidas por una carretera de segundo orden y la descripción de los asaltantes que hicieron las víctimas del robo de ayer infundieron la sospecha, desde el primer momento, de que los atracadores y los fugitivos de la cárcel eran los mismos individuos. A las 9.30 de la mañana de ayer, 24 horas después de la fuga de Ávila, dos muchachos jóvenes "normales, muy bien arreglados, de poco más de 20 años", -informa María del Mar Rosell desde Salamanca- irrumpieron en las oficinas del Banco Central de Béjar, situadas en la calle Mayor de Pardiñas, en el interior de un portal de una calle estrecha. Según el testimonio de uno de los empleados del banco, "uno de ellos ha saltado el mostrador con unas tijeras y el otro se ha quedado en el patio del público con una metralleta". Éste, tras advertir que se trataba de un atraco, y ordenar que no se pulsase ninguna alarma, obligó a los cinco empleados y a dos clientes a entrar en un pequeño cuarto donde se encuentra la caja fuerte, en el que apenas podía moverse. Mientras tanto, los asaltantes tomaron 1.600.000 pesetas, introdujeron la suma en una, bolsa de unos grandes almacenes y se dieron a la fuga.

"Desde luego eran profesionales. Lo hicieron todo rápido y sin llamar la atención", añadió el empleado. Diez minutos más tarde las siete personas encerradas fueron liberadas por otro cliente que llegó a realizar operaciones al banco. La situación de la entidad, en una calle estrecha, que ha quedado desplazada del centro comercial de la ciudad -y por tanto aislada de otras entidades bancarias-, pudo favorecer la ausencia de testigos presenciales de la fuga.

La Guardia Civil, Policía Nacional y Cuerpo Superior de Policía de la provincia de Salamanca, realizaron ayer por la mañana un despliegue de fuerzas espectacular. Pero ya anteayer la Guardia Civil y policía de Béjar se mantuvieron alerta hasta altas horas de la madrugada. Según algunas fuentes consultadas, existe la sospecha de que los presos fugados permanecieran durante la noche del viernes al sábado en la localidad bejarana.

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