Los padres del bebé arrojado al vacio por otro niño demandarán al hospital de Oviedo
Los padres del bebé fallecido en Oviedo el pasado lunes tras ser arrojado al vacío por otro niño desde una ventana del Hospital General de Asturias emprenderán acciones legales contra los responsables de este centro sanitario, dependiente de la Administración autonómica. El cadáver de Ricardo Navarro García, que aún no había cumplido mes y medio de edad, recibió sepultura ayer por la tarde en Avilés, ciudad en la que residen sus padres.
Antonio Navarro, padre del niño muerto, declaró a EL PAIS que la familia demandará al hospital, "porque resulta inexplicable que haya sucedido una cosa así. Tendremos que informarnos sobre cuál es el camino más correcto, pero vamos a hacerlo". Un portavoz del hospital insistió ayer en que el suceso "fúe un accidente fortuito e imposible de prevenir, pero que nos tiene totalmente consternados". En iguales términos se expresó el consejero de Sanidad del Principado, Juan Luis Rodríguez Vigil, de quien depende administrativamente el centro.Ha sido identificado como presunto culpable J. A. G. J., un niño de ocho años que también estaba internado en el hospital. Los hechos ocurrieron en la planta séptima del llamado edificio A, que alberga el servicio de pediatría. En esta planta hay un total de 14 habitaciones que tienen una capacidad conjunta máxima de 48 pacientes.
Sin embargo, la media habitual de enfermos ingresados oscila entre los 25 y los 30, de edades comprendidas entre los pocos días y los 14 años. Los internados, que a su ingreso se clasifican en lactantes, preescolares y escolares, permanecen instalados en habitaciones distintas. Para atender a estos pacientes el servicio cuenta con una plantilla de 27 profesionales de enfermería. En el turno con menos personal, que es el de la noche, permanecen en el servicio dos ATS, una puericultora y una auxiliar. Este grupo de trabajo, que entró a las 22.15 horas, era el que estaba de guardia en la noche del pasado lunes cuando se produjo el accidente. Ese día había ingresados 24 niños.
Según el portavoz del hospital, las ventanas del servicio de pediatría están dotadas de un sistema de seguridad que permite su apertura hasta un tope máximo de 14 centímetros, a partir del cual quedan bloqueadas. De hecho, fuentes policiales informaron que J. A. G. J., que pretendía "jugar con el niño a la mañana siguiente en el jardín", tuvo que forzar la ventana para culminar su acción. J. A. G. J., que permanecía ayer en compañía de una asistente social en el propio hospital, fue calificado de un chico muy despierto, inteligente y con unas relaciones de convivencia normales. Permanece internado a causa de un linfoma leucémico.
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