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Los comerciantes italianos realizan hoy una huelga contra la reforma fiscal

Juan Arias

Un millón y medio de comerciantes de todo tipo, excluidos sólo los quioscos de periódicos, cerrarán hoy sus tiendas en toda Italia como protesta contra el proyecto fiscal del ministro de Finanzas, el republicano Bruno Visentini. Se trata de la poderosa confederación Conficomercio, presidida por el duro Giuseppe Orlando, que ha lanzado una amenaza a los partidos recordando que ellos controlan diez millones de votos electorales.La huelga, que es la primera de este tipo en 40 años, no está secundada por los tres grandes sindicatos: Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (CISL) y la Unión Italiana del Trabajo (UIL), que en este campo del comercio controlan sólo 200.000 empresas y que están de acuerdo con la ley.

El pulso entre los comerciantes y el ministro Visentini será muy duro. Nada han podido conseguir los sindicatos para impedir la huelga, y el ministro Visentini ha anticipado ya que si su ley no es aprobada se irá a casa, provocando, lógicamente, una crisis de Gobierno en un momento tan delicado para el país.

Los más asustados son los democristianos, porque la mayoría de los comerciantes, ahora en rebeldía, vota por ellos. Pero el asunto preocupa también a los comunistas, ya que otro 21,5% vota por el partido comunista. Por eso, aunque las grandes cooperativas de comerciantes no se han adherido a la huelga, van a hacer también ellos una manifestación, los próximos días, para pedir algunos cambios en la ley.

El problema es grave porque se trata, además, de la huelga más impopular que haya podido vivir este país. Todos saben que más del 48% de los comerciantes no paga los impuestos que existen, y que del gran mundo del comercio el Estado recauda hoy sólo el 2,3% de los ingresos fiscales, mientras el 75% del total lo pagan los trabajadores a sueldo.

El sindicato socialista-republicano UIL calcula que en los últimos 10 años los comerciantes han defraudado unos 15 billones de pesetas del impuesto sobre la renta y dos billones del impuesto sobre el valor añadido (IVA). La media de ingresos declarados anualmente como ganancias limpias por los comercios ha sido de 700.000 pesetas. Los empleados de algunas tiendas han declarado más que el propietario de la misma.

Control de ingresos

Desde hace un par de años, dos ministros de Finanzas socialistas habían conseguido imponer dos medidas odiadas por los comerciantes: los libros de cuentas fiscales y el registro de caja obligatorio. Con muchos retrasos y de mala gana fueron aceptadas las nuevas medidas. Pero, al parecer, en seguida se encontró la fórmula de escamotear el todo.El ministro Visentini ha decidio acabar con la evasión fiscal del mundo del comercio con dos medidas muy concretas: anular la posibilidad de dividir las ganancias entre los miembros de la familia, como ocurría hasta ahora, para poder hacer declaraciones de renta fraccionadas, e introducir algo que es el verdadero coco de los comerciantes, la llamada investigación de lo que puede ganar un comerciante. Si el fisco plantea dudas, el comerciante deberá demostrar con libros y facturas en la mano que no ha ganado tanto.

Según el ministro Visentini, no existe en este país otro medio eficaz para hacer pagar los impuestos a esta categoría, y por eso no cede en este punto, que se ha hecho ya famoso y constituye el artículo número 11 de la ley. Por este artículo podría caer el primer Gobierno presidido por un socialista.

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