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Entrevista:

Giorgi Arbatov, "Washington quiere arruinar a la URSS imponiéndonos una intensa carrera de armamentos"

Pilar Bonet

Giorgi Arbatov, considerado uno de los más importantes consejeros del Kremlin en los temas que maneja desde hace 15 años, había trabajado en estrecha colaboración con Yuri Andropov cuando éste se ocupaba, como secretario del Comité Central, de las relaciones con los países comunistas. Las opiniones del académico Giorgi Arbatov adquieren especial importancia en vísperas de las elecciones norteamericanas y cuando el desbloqueo de las relaciones entre las superpotencias parece hallarse lejos y cerca al mismo tiempo, según se atenga uno a los resultados prácticos o a las palabras. Arbatov recibió a EL PAÍS en su despacho moscovita.Pregunta. ¿Cómo definiría las relaciones entre EE UU y la URSS en la actualidad?

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"¿Acaso, los ciudadanos españoles esperan un ataque soviético?"

Respuesta. Son muy malas. No puedo recordarlas peores; sin duda son las peores de los últimos 20 años, y cabe preguntarse si acaso no son peores que durante la crisis de los misiles cubanos; porque la naturaleza de aquella crisis era diferente y más fácil de solucionar. Ahora nos encontramos con una total destrucción de cualquier confianza mutua, lo que supone una situación muy difícil de superar. En el campo militar estamos en una situación de peligro sin precedentes, en una nueva carrera de armamentos, que es peligrosa no sólo por el aumento cuantitativo de las armas, sino también porque están en desarrollo algunos nuevos sistemas de armas muy desestabilizadoras, tales como las armas de primer golpe, los Pershing, los MX y los Trident. Otras armas no son susceptibles de ser observadas y controladas por la otra base. Y pueden, por tanto, echar a perder todo el proceso de control de armamentos. Un fenómeno muy peligroso en este campo es que hayamos parado las negociaciones sobre armamentos nucleares y su limitación.

P. ¿Qué ha cambiado en las relaciones entre EE UU y la URSS con el viaje de Andrei Gromiko a Nueva York y Washington y sus entrevistas con el presidente Ronald Reagan y otros mandatarios?

R. No veo ningún cambio. Nuestra valoración es que no se vislumbran aperturas que permitan cambiar realmente la situación. Así que el único resultado es que se habló y se acordó seguir hablando. A veces dos países pueden hablar y tener unas relaciones horriblemente malas. Pueden hablar hasta llegar a la guerra, por así decirlo.

P. ¿Habrá que esperar hasta las elecciones en EE UU para tener algo concreto?

R. No creo que haya que contemplar las elecciones norteamericanas como un factor decisivo a este respecto. Sea cual sea el resultado, es necesario entender que el problema entre la URSS y EE UU no es de incomprensión. Nosotros entendemos muy bien la actual Administración norteamericana. Ésta alteró el rumbo de su política a principios de los ochenta. Reagan ha dicho muchas veces que considera a la URSS como "un imperio del mal", y prometió echarnos al basurero de la historia. No permitiremos que EE UU consiga superioridad militar, y no hablaremos con Washington desde una posición de debilidad, sino sólo desde una . posición de igualdad.

Quiero subrayar que el problema de nuestras relaciones es de intenciones. Tenemos una gran sospecha, y es más que una sospecha, y creemos que EE UU está tratando de dañarnos todo lo posible en el campo económico, ideológico, político y militar. No esperamos que nos quieran, pero esperamos que se den cuenta de un modo realista que tienen que vivir con nosotros en este planeta. Si llegar a esta conclusión, y parece que ya se llegó a ella durante algún tiempo en los años setenta, entonces participaremos. Pero si nos ven como un imperio del mal al que hay que destruir, todo será en vano. El problema es encontrar un modus vivendi de acuerdo con el principio de vive y deja vivir. Como ha subrayado ya el señor Chernenko el pasado marzo, no confiamos en la palabra de los americanos. Debe haber hechos.

P. ¿Qué posibilidad hay ¿le relacionar las conversaciones sobre armamentos nucleares de Ginebra, que la URSS abandonó, con conversaciones sobre el cese de la carrera de armamentos en el espacio exterior? ¿Han cambiado las condiciones soviéticas para regresar a la mesa de negociaciones?

R. Las condiciones siguen siendo las mismas. Las negociaciones INF de Ginebra, tal como fueron propuestas por la OTAN, tenían como fin llegar a un acuerdo que permitiera no instalar nuevos cohetes norteamericanos en Europa y que evitara una nueva carrera de armamentos. Pero los norteamericanos, con la aprobación de otros países de la OTAN, comenzaron la instalación. ¿Qué debemos discutir entonces? No estamos dispuestos a volver a Ginebra como pago por el consentimiento norteamericano al inicio de conversaciones sobre la carrera de armamentos en el espacio. Y si se siguen instalando cohetes, ¿qué vamos a discutir? El comienzo del despliegue supone que en este campo nosotros hemos dejado de negociar y que, aparte de cuidarnos de nuestra defensa, no tenemos nada de qué hablar.

P. Algunos analistas occidentales interpretan las fórmulas más vagas de los dirigentes soviéticos como un signo de que ya no se pide la retirada de los cohetes.

R. Naturalmente, si se intentara progresar donde la puerta está abierta -tal vez reanudar conversaciones para una amplia prohibición de pruebas nucleares, tal vez ratificar un par de acuerdos concluidos sobre pruebas nucleares o reconsiderar una moratoria, aunque fuera temporal, de todas las armas nucleares-, esto cambiaría tanto la situación que podrían surgir nuevos enfoques, tal vez incluso nuevas negociaciones. Pero no vemos que EE UU se mueva en esta dirección. ¿Qué cree que dirían los norteamericanos si volviéramos a las INF y START en est as circunstancias actuales? Dirían: %Ven cómo teníamos razón al instalar las armas? Los soviéticos han mostrado su indignación durante algún tiempo, pero al final vuelven y están mucho mejor dispuestos. No sólo sería humillante para nosotros, sino -además inútil para las conversaciones.

P. ¿Tiene intención la URSS de alcanzar también la paridad en la guerra de las galaxias?

R. No creemos tener que seguir a los norteamericanos en cada uno de los sistemas de armamento que tienen. Nuestro principio es más bien la suficiencia; en lo que se refiere a la guerra de las galaxias, hoy en día esto parece más bien un bluff. Tal vez el presidente Reagan cree en ello, pero muchos científicos en la URSS y en EE UU creen que incluso técnicamente no se puede construir una defensa antibalística totalmente efectiva en el espacio.

P. Entonces, ¿por qué sus dirigentes conceden tanta prioridad al tema?

R. Porque muchas cosas, incluso siendo imposibles, como la capacidad de primer golpe, son muy desestabilizadoras. Las armas antisatélites introducirán nuevos y muy graves elementos de inestabilidad, porque nadie está seguro dé sobrevivir en caso de crisis.

P.' ¿Cree usted que Reagan puede cambiar su política si es reelegido?

R. Reagan no cambiará su política por el hecho de ser reelegido. Pero si encuentra suficiente resistencia, estoy seguro de que puede cambiarla. Hace algún tiempo escribí que Reagan puede ser bueno en la medida en que no se le permite ser malo. Actualmente están pasando cosas que hacen posibles, aunque yo no diría probables, los cambios en la política de EE UU. Una de estas cosas es la situación económica. No sé cuanto tiempo puede continuar EE UU con sus déficit presupuestarios.

P. ¿No juega la situación económica en contra de la URSS?

R. Éste es uno de los objetivos políticos de Washington. Se pretende arruinarnos o socavar nuestra economía imponiéndonos una intensa carrera de armamentos. Es una vieja política, pero nunca fue tan pronunciada como ahora. Naturalmente, la carga de la carrera armamentista es pesada- y crea dificultades.- Pero los norteamericanos han hecho un cálculo muy primitivo.

En nuestro país, la industria de defensa no busca beneficios. Hemos logrado una paridad con EE UU, gastando menos.

P. La cosecha soviética de cereales de este año ha sido peor que la anterior y su país ha tenido que comprar cereales a EE UU. ¿Cuánto va a comprar en total?

R. No sé las cifras exactas. No hemos acabado la cosecha en algunas regiones muy importantes, como Kazakistán y Siberia. Hemos comprado sustanciales cantidades de cereales, lo que lamento, porque preferiría que este dinero se gastara en otras cosas. Pero tenemos que seguir comprando grano, en parte, a causa del clima, y en parte, porque no hemos hecho todo lo que planeamos hacer para modernizar y mejorar nuestra agricultura. Espero que podamos solventar el problema dentro de vanos años. Efectivamente, vamos a tener un pleno del Comité Central dedicado a la agricultura.

P. ¿Cuál es la relación entre el instituto que usted dirige y los mecanismos de decisión en política internacional?

R. Nosotros no hacemos política exterior aquí, aunque esperamos que nuestros estudios sean útiles a los que toman decisiones, ayudándoles a formarse un cuadro más amplio de la política de EE UU y de algunos problemas internacionales. Algunas veces se nos consulta, y si tenemos ideas brillantes, las transmitimos.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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