El general de los jesuitas acepta la posición del Vaticano sobre la 'teología de la liberación'
El general de los jesuitas, Peter Hans Kolvenbach, ha manifestado en Caracas que el reciente documento del Vaticano sobre la teología de la Liberación confirma plenamente las orientaciones de las recientes congregaciones generales y la herencia espiritual del padre Pedro Arrupe, anterior director de la orden. El nuevopapa negro señaló también que sólo desde la pobreza se puede luchar contra la pobreza.
Kolvenbach asistió el viernes a la conferencia de provinciales de la Compañía de Jesús de América Latina septentrional, en la que participaron los superiores de Antillas, Centroamérica, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Puerto Rico y Venezuela. Aunque no se refirió directamente a las últimas controversias en torno a la teología de la liberación, recordó que "el 2 de febrero de este año el Santo Padre ha hecho que todos los religiosos prometan consagrarse a los pobres por medio de los votos". Kolvenbach dijo que una de las bases del cristianismo, en apariencia contradictoria, es "hacerse pobre para poder luchar contra la pobreza".
El jefe jesuita recordó que desde las primeras comunidades de base cristiana "no era posible celebrar la eucaristía sin luchar contra la pobreza, pagando personalmente, vendiendo los bienes y aun mendigando por solidaridad con las víctimas de la miseria, de la que con frecuencia el hombre mismo es culpable".
Hacer o no política
Desde esta perspectiva, Kolvenbach aseguró en su homilía que "el criterio verdadero y evangélico de nuestro compromiso con los pobres no es hacer o no política, porque en cierto sentido la hacemos constantemente". Se trata, afirmó, de aprender a vivir la paradoja eucarística según la cual "sólo una persona pobre puede destruir la pobreza y luchar por la justicia, al servicio de los pobres". Explicó que, por una parte, no se puede tolerar la pobreza del pasado, predicada sin la lucha por la justicia", pero indicó que tampoco es aceptable Ia lucha presente por la justicia con detrimento de la pobreza que exige el Evangelio".
Kolveribach reconoció que ése es el objetivo que encierra múltiples dificultades, y que "inevitablemente, habrá errores, vacilaciones y desvíos", pero aseguró que "nadie tendrá que dejar la Compañía por la única razón de trabajar con los pobres".
Recordó el religioso a los jesuitas que en Latinoamérica "se desgastaron día a día en trabajos sin brillo, con persecuciones y aun con el sello de su sangre, y que deben ser testimonio que fortalezca y anime en el logro de la misión encomendada".
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