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Críticas conservadoras a Thatcher por la cifra record de desempleo en el Reino Unido

El alto índice de desempleo, que se ha situado este año en la cifra récord del 13,5% de la población activa, levantó ayer las primeras críticas del congreso del Partido Conservador contra la política del Gobierno. El ministro de Trabajo, Tom King, responsabilizó a los sindicatos del aumento del paro por exigir fuertes incrementos salariales, pero los delegados aprobaron una moción solicitando al Gobierno que haga algo más para luchar contra el desempleo.

El debate era el más esperado de todo el congreso, porque había sido precedido de una dura declaración del arzobispo de Canterbury doctor Runcie, en la que reprochaba al Gobierno falta de iniciativa y de compasión. Ninguno de los portavoces conocidos del ala moderada o crítica hizo uso de la palabra, pero varios delegados subieron al estrado para expresar su frustración y amargura por la política gubernamental. Un representante sindical advirtió que el país podía sufrir "una explosión como nunca hemos conocido" si no se consigue reducir la cifra de 3,3 millones de desempleados. Otro reprochó al Gobierno su incapacidad de comunicarse con el electorado. La primera ministra Margaret Thatcher siguió los debates atentamente, pero en silencio. Fue Tom King quien tuvo que pasar el mal trago de dirigirse a un congreso hostil. El ministro acusó los sindicatos de realizar una política de obstrucción y de huelga que es la principal responsable de 1a soledad y la humillación de los desempleados".

King explicó que el aumento medio de los salarios se había situado en el último año fiscal en un 8,1%, mientras que la inflación no superó el 5%. Los salarios son más altos en el Reino Unido que en cualquier otro país europeo, añadió. El ministro in tentó animar a los delegados distrayendo su atención hacia el odiado líder minero, Arthur Scargill, que acaba de ser multa do por un tribunal por desacato, pero aun así no consiguió más que un tibio aplauso.

Los líderes moderados prefirieron guardar sus críticas para los debates más oficiales, organizados por grupos internos del partido. Así sucedió con Peter Walker, ministro de Energía, que había intervenido en términos muy duros contra Scargill en el congreso, pero que en una reunión más restringida reconoció que el índice de desempleo ha alcanzado niveles intolerables.

Los delegados conservadores esperan con atención el discurso de Margaret Thatcher, que intervendrá hoy, viernes, en la sesión de clausura. El congreso se ha desarrollado en unidad y calma, con momentos brillantes para el Gobierno, como cuando anunció cadena perpetua para los traficantes de heroína y cocaína, así como nuevos fondos, más de 1.000 millones de pesetas, para programas de rehabilitación, o como cuando dejó claro que no se doblará ante las exigencias del Sindicato de Mineros.

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