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Las televisiones italiana, sueca y húngara son las únicas que presentan matices diferentes al resto de las europeas

La politización de los teIediarios y la consagración institucional de sus protagonistas son las conclusiones del Foro Internacional sobre Información y Televisión que se celebra en Sevilla. Tres ejemplos europeos, sin embargo, arrojan sugerentes matices. La televisión italiana, la sueca y la húngara han sido puestas de ejemplo en el marco de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo por sus contenidos político, social e internacional, respectivamente.

Los telediarios italianos tienen un gran porcentaje de noticias políticas en las que el objleto son meras declaraciones. "La mayoría de los políticos hablan de sí mismos", explica el profesor Franco Rositi, de la Universidad de Turín. La dinámica informativa suele ceñirse a la dialéctica partidos-Gobierno-oposición. Quizá sea la RAI itallana la muestra de las televisiones de la Europa occidental, porque no habla de divisiones internas en partidos políticos, que hay que buscar en la Prensa. "No se falsifica la información, pero sí se dulcifica", reconoce Rositi.

Los datos que difunde el servicio de opinión de la RAI hablan de 18 millones de espectadores en el informativo de las 20 horas. Los investigadores consideran que la televisión italiana tiene credibilidad porque las discrepancias se producen entre las capas sociales más politizadas, no entre el gran público. Un dato esclarecedor en la polémica, sobre las televisiones privadas lo constituye el hecho de que los intentos de hacer informativos personalizados por parte de los canales privados han fracasado.

El bienestar social

La filosofía televisiva es distinta en Suecia, quizá porque también es distinta la vida. No hay publicidad, y los telespectadores pagan trimestralmente por consumir televisión. La programación es exclusivamente vespertina y difunde espacios educativos, reportajes y temas étnicos, principalmente dirigidos a. la comunidad finlandesa. El 50% de la programación es importada de EE UU y del Reino Unido. Aunque la ley sobre televisión cambiará en el año 1986 y su contenido es una incógnita, los suecos -y, por tanto, la televisión sueca- tienen un alto concepto del bienestar social. La mayoría de las noticias tienen que ver con las condiciones sociales. Pequeños detalles, que afectan tal vez a un escaso grupo social, tienen gran cobertura. También la dinámica Gobierno-oposición está presente, pero con referencia final a los asuntos sociales. Los informativos suecos difunden normalidad y ejemplo. La información internacional es el desorden, la violenta polémica. La propia televisión compara y contrapone el modelo sueco al resto.

Los lunes no hay televisión en Hungría. La primera cadena emite de ocho de la mañana a 11 de la noche, y los espacios informativos son dos en la primera, el más importante a las siete de la tarde, y uno en la segunda. El domingo no hay telediarios, sino un espacio de flashes y un informativo semanal "de, gran prestigio, tanto entre la clase política como en la audiencia", según dice Terestyeni, del Centro de Comunicación de Masas de Budapest.

Las dos terceras partes de las noticias son internacionales, con énfasis especial en que Hungría es un pequeño país perteneciente al bloque, socialista. En temas económicos y laborales, de gran cobertura, la Propia televisión hace sugerencias sobre determinados aspectos, siempre relativos al interior. La cultura suele referirse a un escaparate oficial de novedades editoriales e inauguraciones, pero escasea la promoción de artistas, de músicos, de actores. No existen estudios, pero el representante en el foro internacional concluido en Sevilla piensa que "tienen gran credibilidad".

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