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Richard Jolly

El director ejecutivo adjunto del Unicef encara la recesión como un Keynes de la infancia

RÍchard Jolly es un economista británico, forjado en el pacifismo, que ha dedicado más de media vida a los problemas del desarrollo y que desde 1982 ejerce, como número dos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). A los 50 años, que cumplió hace pocos meses, mientras sobrevolaba Kenia, tiene que hacer frente a los cfectos devastadores de la recesión económica mundial sobre el área de su competencia. Para ello cuenta con su propia altura, risica y moral, evidentes; con un cierto espíritu juvenil de aventura, que conserva, y con una pasión confesada por las ideas de John Maynard Keynes, el padre británico de la política de la demanda. "Estoy seguro de que el poder, de los intereses creados resulta mera, exageración si se compara con el poder de las ideas es su cita keynesiana favorita.

"El índice mundial de desempleo", recuerda Richad Jolly, "nunca fue tan bajo como en los años cincuenta. Ahora se ha impuesto de nuevo una política monetiarista y hemos vuelto a lo peor de los años treinta. Es una locura. Las; consecuencias de esta recesión para la infancia son tremendas".En el centro de sus preocupaciones se encuentran esos 14 millones largos de niños menores de cinco años qué mueren anualmente en el Tercer Mundo "por causas que no son potencialmente peligrosas: casi un tercio de ellos fallecen por diarreas, y el sarampión se lleva otro porcentaje sólo ligeramente inferior de víctimas".

Una tragedia que podría evitarse sin grandes costes con tres técnicas sencillas: la rehidratación oral, la lactancia natural y las vacunas. La revolución a favor de la infancia, que Richard Jolly y su director ejecutivo, James Grant, promueven desde el Unifef, se basa en difundir esos usos a través de grandes campañas nacionales que precisan de la colaboración de los medios de comunicación y de altas autoridades.

Nacido en Hove (Sussex, Reino Unido), Richard Jolly conoció los problemas de los refugiados a los seis años, cuando fue evacuado a Canadá y EE UU durante la última guerra, y entró en contacto con las ideas de Keynes en el Magdalen College (Cambridge, Reino Unido), donde fue alumno de Nicholas Kaldor durante los años cincuenta. Su militancia pacifista le salvó del servicio a las armas y desvió su carrera -que debía haber continuado con estudios de ciencias empresariales en Harvard (EE UU)- hacia la cooperación civil, que ejerció en Kenia.

Regresó a Yale (EE UU) en 1959, con un nuevo apodo en el dialecto africano kiswahili, (bwana ya wana wake o el hombre de las mujeres) y "un nuevo sentido de la realidad inmediata", que comenzó a plasmar en el campo de la teoría del desarrollo en cuanto concluyó su gran aventura juvenil cruzar los. Alpes con un elefante siguiendo la ruta de Aníbal.

Durante los años sesenta y setenta hizo un estudio para el Gobierno revolucionario de Cuba, trabajó en casi todo el Tercer Mundo, fue director del Institute of Development- Studies en el Reíno Unido y actuó como asesor del secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) hasta que, entró en el Unicef, en 1982.

Richard Jolly está casado y tiene cuatro hijos. "Las dos mayores, de 18 y 19 años, militan en el pacifismo y son también muy feministas". Jolly ha estado en Madrid para presentar dos obras del Unicef Estado mundial de la infancia 1984 y Efectos de la recesión sobre la infancia, que edita Siglo XXI en España.

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