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Moscú espera un gesto de Washington para negociar

Pilar Bonet

Las conversaciones del ministro de Asuntos Exteriores soviético, Andrei Gromiko, con el presidente Ronald Reagan y otros políticos norteamericanos han sido importantes por el hecho mismo de haberse celebrado, pero la Unión Soviética sigue esperando todavía que Estados Unidos pase de las palabras a los hechos y demuestre con gestos concretos su voluntad de negociar sobre desarme. Así se resume la evaluación oficial soviética de los encuentros mantenidos durante la semana pasada en Washington y Nueva York entre los dirigentes estadounidenses y Gromiko, a quien el Politburó del partido comunista (PCUS) elogió el jueves por su "gran trabajo" en este contexto. El máximo órgano dirigente colegiado del partido aprobó, y dio así un espaldarazo común, el informe presentado por Gromiko, quien, tras 27 años en el cargo de ministro de Exteriores, es considerado el principal artífice de la política internacional soviética.

El informe de la reunión del Politburó señala que "un amplio intercambio de puntos de vista sobre los temas clave de las relaciones soviético-norte americanas y, en conexión con ello, de la situación internacional, no reveló ningún signo que diera prueba de la intención real de la parte norteamericana para adoptar un rumbo político más realista y pacífico".

Poco después de la sesión del Politburó, el portavoz del Ministerio de Exteriores, VIadimir Lomeiko, señalaba en una conferencia de prensa que la misma celebración de los encuentros e intercambios de opiniones entre Gromiko y los dirigentes norteamericanos "es importante y útil". Los encuentros, subrayó, "ofrecieron una oportunidad para intercambiar opiniones sobre un amplio número de temas".

Las palabras de Lomeiko no excluyeron la celebración de otros encuentros soviético-norteamericanos de alto nivel, pero, más allá del carácter informativo atribuido a las reuniones ya sostenidas, la posición soviética parece seguir inmutable, aunque el tono se haya suavizado. En opinión de observadores occidentales en Moscú, la URSS comienza a dejar puertas abiertas para continuar el diálogo una vez que Reagan haya salido reelegido, un hecho que admiten sin vacilaciones los funcionarios soviéticos y que es asumido a nivel oficial.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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