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Garaikoetxea y Sudupe mantuvieron sus discrepancias ante los más de 100.000 participantes en el día del PNV

El Partido Nacionalista Vasco conmemoró ayer en Vitoria su Alderdi Eguna (Día del Partido) sin que sus dirigentes hubieran conseguido llegar a un acuerdo sobre la aplicación de la ley de Territorios Históricos. Ante más de 100.000 personas se presentaron los miembros de la ejecutiva del PNV, Gobierno vasco, diputaciones, alcaldes y parlamentarios, que hicieron un llamamiento a la unidad del partido. El lendakari y el máximo dirigente del PNV, Román Sudupe, que evitaron el saludo al término de sus discursos, trasladaron los conflictos internos a la militancia. A la voluntad de dimitir "antes de ser manzana de discordia", expresada por Garaikoetxea, le respondió Román Sodupe: "Quienquiera que intente dividir o debilitar al partido está cometiendo traición".El mensaje del presidente del Gobierno vasco -largo, tedioso, reiterativo en la primera parte- consistió en enumerar los problemas más acuciantes del País Vasco de una forma casi literal a la expresada en su intervención en el Parlamento vasco el pasado miércoles día 26. El lendakari, que hizo alarde del lema del Alderdi Eguna, Vivir en euskera se detuvo en explicar durante más de 20 minutos en euskera la importancia que tiene para el nacionalismo la recuperación de la lengua vasca.Carlos Garaikoetxea reconoció que Euskadi está viviendo momentos muy difíciles, y situó en la misma balanza el dolor de las mujeres de los guardias civiles muertos en un atentado en Vitoria y el sufrimiento de los familiares de los refugiados desaparecidos en Francia. Volvió a insistir en que su crítica al desarrollo estatutario no se puede equiparar a la actitud de los sectores rupturistas que practican la violencia, pero no consiguió elevar la tensión de la militancia hasta que no abordó, en los últimos minutos de su discurso, los conflictos internos del partido.

"Afortunadamente, este partido sigue vivo. Lo digo después de haber sido presidente del Euskadi Buru Batzar y ahora del Gobierno vasco, y cito mis antecentes de partido para que nadie piense que cuando uno es presidente de Gobierno se olvida de que es y ha sido bien nacionalista y bien identificado con los órganos y la organización de este partido".

Antes de abordar sus diferencias con los presidentes de las diputaciones provinciales, el lendakari no pudo evitar una mención específica a los nacionalistas navarros que fueron expulsados del partido hace unos meses. "¿Cómo ignorar el problema de mis hermanos navarros, aquí presentes, problema que hay que solucionar sin trauma?". En medio de los primeros aplausos calurosos que cosechó en su intervención, el presidente del Gobierno vasco apostó, "desde mi posición, que tiene que ser respetuosa con todo el partido", porque ese problema se resuelva sin traumas y cuanto antes.

Dispuesto a dimitir

Contrariado y dolido por el tratamiento editorial que ha recibido últimamente en el periódico nacionalista Deia -"tanto se habla por ahí, a veces con algún seudónimo y a veces desde donde a uno más le duele"-, Garaikoetxea puso su cargo a disposición de la militancia: "Antes de ser manzana de discordia en este partido, tendréis mi cargo en vuestras manos tan pronto como deseéis; lo tenéis permanentemente, pero jamás consentiré la división o la zancadilla dentro de mi propio partido". Ante estas palabras aplaudió el público y el Gobierno autónomo; de la fila del Consejo Nacional del PNV tan sólo su presidente, Román Sudupe, se mostró entusiasmado.

El presidente de la ejecutiva del partido -que al salir a la tribuna no fue acogido con la ovación que solía aclamar en anteriores ocasiones al carismático líder del PNV Javier Arzallus- desbordó la expectación suscitada en los observadores. Los conflictos internos fueron la piedra angular del discurso de Román Sudupe. Subrayó en tono enérgico que "quienquiera que intente dividir o debilitar al partido está cometiendo traición".

El único atisbo de esperanzas que aparecía en su discurso, en aras a la consecución de un acuerdo -"todos y cada uno tienen una parte de verdad", llegó a decir Sudupe-, se desvaneció cuando el dirigente peneuvista apeló a la autoridad de la ejecutiva. "El Euskadi Buru Batzar", dijo, "no está dispuesto a que se erosione su autoridad ni la del partido, porque los hombres pasan, pero el partido permanece".

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