El Gobierno israelí adopta medidas económicas para implantar un régimen de austeridad
El Gobierno israelí acaba de aprobar una serie de medidas extraordinarias propuestas loor el ministro de Finanzas, Isaac Modai, en el marco del "régimen de austeridad" proclamado en el país. Entre éstas, un sensible aumento -entre el 18 y el 55%- de los artículos de primera necesidad, la redacción de los subsidios, el alza en el precio de los carburantes, un impuesto suplementario sobre los automoviles, ya duramente gravados cn Israel (alrededor del 350% del precio de compra), una tasa sobre maquinaria y edificios industriales, sobre los stocks, etc.
Para unos, estas medidas son indispensables para preparar el camino hacia el famoso pacto social (entre sindicatos, patronaI y Gobierno) y están dirigidas a reducir el poder adquisitivo de los israelíes retirando de la circulación cerca de 700 millones de dólares (unos 120.000 millones de pesetas). Para otros economistas, el Gobierno tiene pánico porque es incapaz de redacir sus propios gastos en mil millones de dólares (unos 170.000 inillones de pesetas), e intenta remediarlo gravando al ciudadano.Para este grupo ole econornistas, estos nuevos impuestas y aumentos de precios decididos por el Gobierno provocarán una nueva ola inflacionista. Se habla ya de una inflación del 600% en 1984. ¿Qué sucederá cuando la tasa de inflación haya alcanzado el 800% e incluso el 1.000 %?
Economistas invitados
El ministro de Finanzas invitó a dos eminentes economistas, los profesores Bruno y Berginan, a una reunión del Gobierno. Los dos profesores no escondieron que para reconducir la economía israelí, "en caída libre" sería necesaria una reducción del gasto gubernamental "de al menos 2.000 millones de dólares" (unos 340.000 millones de pesetas), ya que el Estado, en Israel, es el mayor empresario del país.
Una reducción de 1.000 millones solamente, en su opimón, "es el mínimo estricto, el último freno, antes de perder completamente el control de la máquina económica". Ahora bien, se ha revelado que el ministro de Finanzas no ha conseguido arrancar ese mínimo y le faltan cerca de 300 millones de dólares (51.000 millones de pesetas).
Nadie en el Gobierno se atreve a confesar que sin un cierto índice de paro no se puede vencer la inflación. No se trata solamente de que la Histadruth -la poderosa central sindical- levantaría la voz y desencadenaría movimientos huelguísticos. El Gobierno teme que un aumento del paro, actualmente cercano al 6%,, provoque una emigración hacia EE UU, Australia, Suráfrica y otros países.
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