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La unidad de infecciosos del 'Piramidón', único centro de la Seguridad Social para toxicómanos

La unidad de enfermedades infecciosas del hospital Ramón y Cajal de Madrid, conocido popularmente como Piramidón, tiene en funcionamiento desde hace tres semanas un servicio ambulatorio de día para asistencia a toxicómanos, principalmente heroinómanos. Es una pequeña y única isla asistencial de este tipo dentro de la inmensidad de la Seguridad Social, pero los médicos quejan en ella están convencidos de que "puede servir".

El doctor Juan José López-Ibor Aliño, jefe de la unidad de psiquiatría del Piramidón, afirma que "en los hospitales hay un rechazo a estos enfermos, entendible por las circunstancias actuales, pues se tiene la idea de que con ellos no se puede hacer nada, pero hay que deshacer, esta idea".Este psiquiatra explica que el heroinómano "tiene dos puertas de entrada a la sociedad: una, los hospitales; y otra, la delincuencia". El doctor opina que la solución de este problema no está en los hospitales.

Un centenar de heroinónanos pasa anualmente por la unidad de psiquiatría del hospital Ramón y Cajal. "Entre 80 y 100, desde 1982", precisa el doctor López-Ibor. Esta unidad psiquiátrica es la única que existe en la red hospitalaria de la Seguridad Social en Madrid. Además de la patología mental en general, atiende a los toxicómanos, y, principalmente, los heroinómanos.

Muchos de ellos se van apenas han superado el síndrome, y no siguen un proceso de desintoxicación. La unidad dispone de dos camas para estos enfermos, que suelen tener una estancia media de cinco a siete días de hospitalización. "No tenemos más camas; aparte de por razones de espacio, porque hemos comprobado que cuando están juntos tres o más empiezan los problemas, pues son enfermos muy difíciles", dice López-Ibor.

Una vez que salen del campo de atención de esta unidad, no se les hace ningún seguimiento, besde ahí se les orienta a los centros especializados en rehabilitación.

Los heroinómanos llegan a la unidad psiquiátrica del Ramón y Cajal por tres vías. Una, directamente, cuando el enfermo se encuentra en un estado de fuerte síndrome de abstinencia. Otra vía procede de aquellos enfermos que son ingresados en otros servicios hospitalarios por diversas complicaciones a causa de su intoxicación. La tercera vía parte del servicio de urgencias, que envía al enfermo a uno de los dos puntos anteriores.

El incremento en la recepción de heroinómanos en el Ramón y Cajal durante los dos últimos años, y, especialmente, en los últimos meses, ha llevado a algunos médicos a crear de forma voluntaria dicho servicio de día.

Este mes, los heroinómanos llegaron a ocupar unas 14 camas, la mitad de las de infecciosos, y prácticamente se adueñaron de la planta. El heroinómano exige que se le den opiáceos, medida prohibida en este centro, o intenta conseguir droga como sea en el hospital. "Los médicos y demás sanitarios no podemos mantener una relación tan tensa con el enfermo", explican Luis Buzón, adjunto en la unidad de infecciosos, y López-Ibor.

De la experiencia de que dispone el Ramón y Cajal se desprende que el problema actual de los heroinómanos "no deriva tanto del tóxico como de las impurezas que contiene", según López-Ibor, que indica el "escaso número de síndromes de abstinencia que vemos, que son pequeños y se tratan sin problemas". Sin embargo, "hay gran incremento de infecciones derivadas de los añadidos a la droga".

Según datos facilitados a los mencionados médicos del Ramón y Cajal, se ha intervenido heroína adulterada en un porcentaje de "más del 90%".

Las principales afecciones que se encuentran en estos enfermos se concretan en fiebres, hepatitis, endocarditis, sepsis (infección en sangre), infecciones en huesos y partes blandas (principalmente, en los tejidos directamente afectados por los pinchazos). En los heroinómanos aparecen con frecuencia patologías que no se veían hace cinco años. "Es el caso del boom de las cándidas, un hongo que puede afectar a diversas partes del organismo, y que ahora se observa en numerosos grupos de heroinómanos". Otra patología frecuente es la ceguera, que no se sabe si está producida por el talco con el se adultera la heroína o por las cándidas.

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