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TRIBUNALES

El fiscal pide 12 años de cárcel para los presuntos estafadores de Sofico

El fiscal ha solicitado 12 años de cárcel para los presuntos estafadores del caso Sofico Eugenio Peydro Salmerón y su hijo Eugenio Peydró Brillas, según fuentes jurídicas. Ambos procesados están acusados de un delito continuado de falsedad como medio para cometer la estafa que afectó a más de 3.000 pequeños ahorradores que, en conjunto, habían invertido más de 3.000 millones de pesetas.El sumario sobre Sofico se inició tras la suspensión de pagos de la citada entidad, hace 10 años. Actualmente, el Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional cumple el trámite procesal de la calificación por los abogados acusadores, al que seguirá la de los defensores, todo ello previo a la vista oral.

Por su parte, el fiscal, en sus conclusiones provisionales, afirma que Eugenio Peydró Salmerón, con la colaboración de otras personas ya fallecidas, fundó en 1962 Sofico con un capital social de 15 millones de pesetas, así como las empresas Constructora Cid, Constructora Victoria e Inmobiliaria Condestable, entre otras sociedades que dirigía personalmente.

Las empresas del grupo Sofico se dedicaban a la compra, construcción y arrendamiento de viviendas, edificios, apartamentos y establecimientos comerciales y a la compra, urbanización y parcelación de terrenos, especialmente en la Costa del Sol. En principio, la venta de los apartamentos se realizaba una vez construidos totalmente, y posteriormente sobre plano, recibiendo cantidades a cuenta y, en ocasiones, la totalidad del precio, para que los futuros propietarios financiaran la construcción.

Según las conclusiones provisionales del fiscal, los procesados suscribieron contratos de compra venta sobre supuestos apartamentos terminados o en construcción, cuando la verdad es que en muchos casos no habían comenzado las obras o no se había adquirido ni el solar. Para encubrir estas anomalías, Sofico, siempre según el fiscal, buscó nuevos clientes, forzó las ventas e incrementó los servicios sin hacer cálculo alguno de rentabilidad, al mismo tiempo que montó una gran campaña publicitaria en la que ofrecía óptimos beneficios, carentes de racionalidad económica.

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