Carta de una pacifista alemana a los ciudadanos españoles / 1
He trabajado durante años en Bruselas, en la CEE, y sé muy bien cómo en esta Comunidad las regiones pobres, por ejemplo, son tratadas sólo marginalmente en relación con la política europea. Desde hace muchos, muchos años, trabajo en el movimiento ecologista y por la paz y sé por ello valorar el previsto referéndum sobre la salida de España de la OTAN o su permanencia como miembro de la misma.Cuando el Gobierno Calvo Sotelo decidió, en noviembre de 1981, el ingreso en el pacto atlántico por medio de la mayoría legal parlamentaria, los socialistas españoles se sintieron cogidos por sorpresa. Anunciaron en su programa electoral que el partido lucharía por la separación de España de la integración militar en la OTAN y que, por lo demás, el pueblo español decidiría por sí mismo en un referéndum sobre la pertenencia a la alianza occidental. Los socialistas y Felipe González gobiernan el país con mayoría absoluta desde finales de 1982. Ahora oímos que el Gobierno González piensa que quizá la permanencia de España en el pacto del Atlántico Norte sería ventajosa y se debe afrontar el riesgo de que la mayoría de los españoles se pronuncie contra esta pertenencia en un plebiscito consultivo. Este nuevo desarrollo me ha sorprendido y decepcionado, aunque yo debería saber realmente, como antigua socialdemócrata -que abandonó en 1979 el SPD, desencantada, para colaborar en la fundación y organización de los verdes en la Republica Federal de Alemania-, que los socialdemócratas y los socialistas olvidan y traicionan sus ideales en cuanto han conquistado el poder y se sientan al timón del Gobierno. En los últimos meses he visitado las islas Canarias, Barcelona, Madrid y, en todas partes, h: visto claro con qué escepticismo se enfrentan, y con razón, a la OTAN.
En mi opinión, el partido socialista y el Gobierno negocian en esta cuestión de un modo muy poco serio: especulan con poder comprar mejores condiciones para el ingreso en la CEE mediante su adhesión permanente a la OTAN, y parecen dispuestos a aceptar la condición exigida por la Comunidad de la permanencia de España en la Alianza a cambio del ingreso en la CEE, al que España aspira. En el caso de España se manifiesta hasta qué punto la CEE se ha convertido en el soporte de la OTAN.
Es bastante lamentable que el presidente del Gobierno, González, se esfuerce de modo evidente en dulcificar la promesa anterior a las elecciones, de dejar que el pueblo español decidiese por sí mismo, en un referéndum, sobre la continuación de España como miembro de la OTAN. El desarrollo actual indica que el socialista González, antes contrario a la OTAN, se ha convertido hoy en uno de los defensores más importantes de la pertenencia de España. En mis discusiones con miembros de círculos próximos al Gobierno español se ha filtrado que el texto del referéndum no expone claramente la alternativa: "Salida de la OTAN: sí o no", sino que desemboca en una formulación demagógica, que deja abierta cualquier interpretación posterior. Parece ser que no se va a debatir la pertenencia misma a la OTAN, sino sólo el grado de integración. El ministro español de Asuntos Exteriores, Morán, votó claramente, el 7 de febrero, por el mantenimiento del statu quo actual. Otra opción es la solución francesa, según la cual España no se incluye en la estructura militar de la OTAN, sino que toma parte en proyectos concretos de cooperación y logística y en maniobras de la OTAN. Por lo demás, España permanece en todo caso firmemente ligada a la defensa occidental por su tratado con Estados Unidos.
Las bases norteamericanas
Me decepcionó el enterarme de que el famoso estudio del Gobierno sobre la necesidad de la defensa española, anunciado hacía tiempo, había sido diferido. Un periódico alemán se pregunta: "¿Cómo se le puede explicar al pueblo español que España no sale de la OTAN sólo a causa de la presión internacional y que España, además, es un objetivo de los misiles soviéticos desde 1952 por la instalación de las bases de Estados Unidos?" En círculos gubernamentales se teme que salga a la luz pública esta información, porque, sin duda alguna, generaría una dinámica propia en los amplios círculos pacifistas españoles y en el partido socialista, que no sólo empujana a la salida de la OTAN sino también a la ruptura del tratado de ayuda norteamericano. Por todo esto, la OTAN se ha convertido, en mi opinión, en una cuestión fatal para el Gobierno socialista. El PSOE está en la encrucijada y tiene que decidir si va a permitir una democratización real de España o se va a seguir doblegando a los intereses de Estados Unidos y de la CEE.
Yo opino que en España también hay que hacer valer argumentos morales y éticos contra la OTAN. No hay que presentarlos como apolíticos a ingenuos. Una democracia, o se fundamenta sobre valores morales, y entonces son ellos los que determinan las directrices de la acción política, o se pudre en formalidades, útiles para las charlas socialistas de sobremesa, mientras que la realidad transcurre lejos de ellas.
En la actualidad, España pertenece a la estructura política de la OTAN, pero la integración militar se ha congelado hasta la celebración del referéndum. A pesar de ello, ya en España se forman numerosos militares, por medio de cursos intensivos, en los últimos sistemas de la OTAN. Los sistemas de información del Ejército, la Marina y la Aviación han dado los primeros pasos para la integración. El nuevo jefe del Estado Mayor de la Defensa, creado en diciembre de 1983, almirante Liberal, es tenido como un patrocinador indudable de la plena integración de España en la OTAN. La reforma militar, emprendida hace poco quería dejar, en su proyecto original, la competencia para la formulación de la política de defensa en manos del ministro de Defensa, pero, en su última redacción, el decreto transfiere la competencia de las directrices al jefe del Estado Mayor de la Defensa, con lo que se ha dado cobertura legal a la autonomía política fáctica del Ejército. El secretario general de la política de defensa, general Monilla, declaraba en febrero de 1984 que la "alianza de España con Europa occidental no se cuestiona, y la situación internacional no es apropiada para que España pueda celebrar un referéndum". En el cuartel general de la OTAN en Bruselas se excluye la integración militar de España, al menos hasta el final de esta legislatura, en 1986. Sin embargo, España participa ya en las sesiones del comité militar.
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