Instituciones Penitenciarias investiga la fuga de 10 reclusos de la prisión de Orense

La Dirección General de Instituciones Penitenciarias ha ordenado una investigación sobre las causas que motivaron la fuga de 10 reclusos de la prisión de Orense el pasado domingo. Precisamente, ayer se trasladó a esa capital gallega una inspección encabezada por el ex director de la cárcel Modelo de Barcelona, Máximo Herrero, uno de los inspectores de régimen que se encargaron de las investigaciones sobre la fuga que se produjo el pasado mes de abril en la prisión madrileña de Alcalá-Meco.

De los 10 presos que se evadieron el pasado domingo, tan sólo dos han sido capturados por la policía. Se trata de José Ramón Folguera, el Gemelo, que fue detenido en la madrugada del domingo por miembros de la Guardia Civil del puesto de La Cañiza, en la provincia de Pontevedra, y Jorge Vázquez Villarroya, capturado por la policía, a primera hora de la tarde de ayer, en su domicilio de Orense.Efectivos de los cuerpos y fuerzas de la Seguridad del Estado han establecido controles en las cuatro provincias gallegas y rastrean minuciosamente algunas poblaciones de Pontevedra, ya que existen sospechas de que, al menos, parte del resto de los fugados se ha podido dirigir hacia Vigo. La Policía Municipal de Orense colabora asimismo en la operación de busca.

Los ocho presos que aún no han sido capturados son: Juan Antonio Gómez García, Abel Cortés Revenga, Julio Iglesias do Forno, Antonio Roca Martínez, Armando Savater Vas, Ignacio Garrochategui Gabilondo, Máximo Acosta Hernández y Félix Bringa Corcuera. Todos ellos son presos comunes, internados en dicho centro por delitos de poca relevancia.

Medios penitenciarios informaron ayer a este periódico que se va a intentar buscar una solución de emergencia para la prisión de Orense hasta que concluyan las obras de la nueva cárcel, cuya inauguración está prevista para el próximo mes de abril. La actual cárcel de Orense se encuentra enclavada en el centro de la ciudad, concretamente en la calle de mayor tráfico.

Los mismos medios indicaron que, tal como se ha producido la fuga, ésta podría haber sido mayor, ya que los reclusos llegaron a neutralizar a prácticamente todos los funcionarios de servicio, lo que pudo provocar una evasión en masa. Con anterioridad a la fuga, la prisión albergaba a 59 internos, preventivos la mayoría. Esta prisión tiene una plantilla de algo más de 30 funcionarios, que se reparten en turnos de cinco o seis, según las horas del día. Dos de los funcionarios de servicio el domingo resultaron con heridas producidas por objetos contundentes que portaban los presos.

El gobernador civil de Orense, Mariano Sanz, manifestó ayer a EL PAIS que el problema principal que plantea esta prisión es que carece de un cuerpo central, como ocurre en la mayoría de las cárceles, y del tradicional anillo a su alrededor, que es donde suelen prestar vigilancia las fuerzas de la Seguridad del Estado. Por ello, la vigilancia en esta prisión es perimetral.

La vigilancia perimetral se realiza por tres lados solamente, ya que uno de ellos es en el que se encuentra la puerta de acceso, que da a la calle del General Franco, la más transitada de Orense. Cuando los 10 fugados atravesaron la puerta tras reducir al funcionario encargado de su control, llegaron directamente a la calle, sin que fueran avistados por los guardias civiles de la ronda de vigilancia, que no controlan esa parte.

Desde el patio interior de la prisión hasta la calle existen aproximadamente 50 metros, y justamente en las inmediaciones de la puerta de la prisión se encuentra una parada de taxis. La fuga, ya en el exterior, se realizó en escasos minutos, ya que los presos se apropiaron de dos taxis cuyos conductores no se encontraban en esos momentos al volante.