Dos concepciones de la desmesura
Al mismo tiempo que se proyectaba Indiana Jones en el templo de Doom, con todo lo que la película de Spielberg simboliza, la Mostra acogía también Heimab, de Edgar Reitz. Son dos maneras de abordar la desmesura radicalmente opuestas. Lo que en la película americana cuenta es la capacidad para hacer funcionar la maquinaria del gran espectáculo, sorprender con un más dificil todavía de acabado perfecto, conseguir que los millones de dólares invertidos en el proyecto reluzcan en la pantalla, que el público note la dificultad y el precio de la empresa, que una canoa esquiando por la nieve y un avión explotando al chocar contra la ladera de una montaña estén juntos en el mismo plano. En Heimat, la desmesura es de otro orden. De entrada, temporal: la película dura 15 horas, 40 minutos y 10 segundos y pretende reconstruir la historia de Alemania de 1919 a 1942 a través de una familia y un pueblo. El press-book de la película incluye un árbol genealógico en el que aparecen fichados todos los personajes que aparecen en el filme, de manera que es posible averiguar siempre cuál es el grado de parentesco que hay entre ellos, ver su destino como un azar perfectamente bien organizado.Indiana Jones en el templo de Doom se estrenará en España y obtendrá un gran éxito, ya que así lo programaron los responsables de la operación Heimat. Normalmente -y esa es una auténtica normalidad- va a quedar olvidada entre los recuerdos festivaleros de los pocos que han podido ver, aunque sea muy breve, uno de sus fragmentos. Televisión Española, además de ayudar a producir buenas películas, como El balcón abierto, debería procurar que obras como Heimat tuvieran cabida en la pequeña pantalla con una oferta muy diversificada, que su información antropológica no tenga que limitarse a conocer los intríngulis eroticoeconómicos de las grandes familias petroleras americanas.
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