Polémica entre científicos sobre la teoría del 'invierno nuclear'
Cerca de 100 científicos del Este y del Oeste han llegado a la conclusión de que, en el caso de una guerra atómica, el mundo acabaría no en fuego sino en hielo, un helado invierno nuclear que podría destruir la civilización. La teoría del invierno sostiene que los restos de una explosión nuclear ocultarían el Sol, causando un intenso frío, hambre y la extinción de muchas especies. Otros científicos, sin embargo, consideran que esta teoría no tiene ninguna base real.Esta teoría mantiene que incluso las naciones alejadas del hongo de la nube atómica en un conflicto Este-Oeste estarían en grave peligro. Hasta hace poco los expertos creían que las principales causas de muerte en una guerra atómica serían la fuerza explosiva, el calor y la radiación.
Pero la teoría del invierno, que fue el centro de los debates de científicos del Este y del Oeste en una conferencia que tuvo lugar en Sicilia la pasada semana y ha sido objeto de un estudio patrocinado por la Administración Reagan en el que se invirtieron 40 millones de dólares (alrededor de 6.400 millones de pesetas), ha sido fuertemente cuestionada por científicos británicos y norteamericanos.
En la revista científica británica Nature, Edward Teller, padre de la bomba de hidrógeno norteamericana, dijo que la teoría era excesivamente especulativa y no demostrada. La idea del invierno nuclear surgió hace dos años de un estudio realizado por cerca de 100 científicos norteamericanos y soviéticos. Sus conclusiones aparecieron publicadas la pasada semana en Londres en el libro The cold and the dark.
Las explosiones nucleares y la hecatombe resultante, conocida como tormenta de fuego, impulsarían grandes cantidades de polvo hacia la capa alta de la atmósfera, ocultando el Sol y causando un intenso frío, según el libro. La nieve caería durante meses, la tierra y el agua se congelarían, no habría cosechas, especies enteras -incluso el hombre- perecerían, pero las ratas, las cucarachas y otras pestes proliferarían sin sus depredadores normales.
Tormentas en Marte
La investigación sobre el invierno nuclear fue motivada por los descubrimientos de la nave espacial Mariner 9 en 1971 de que en Marte existían intensas tormentas de polvo que ocultaban el Sol y bajaban las temperaturas dramáticamente en la superficie.Teller, el especialista británico en clima John Mason y otros científicos consideran que la teoría del invierno se ha realizado con modelos muy simples de ordenadores, que son incapaces de establecer si los restos ascenderían lo suficiente para ocultar el Sol lo bastante como para que hubiese un invierno nuclear. "Éste tipo de análisis superficial parece científicamente irresponsable", dijo Mason.
Algunos analistas, como el experto en guerra nuclear Stan Openshawe de la Universidad de Newcastle, lamentan la atención que despierta esta controversia. Openshawe dice que si se demuestra que el invierno nuclear es imposible la gente pensara, peligrosamente, que la guerra atómica no es preocupante.
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