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Brotes nacionalistas en el trasfondo de la huida al Oeste de un funcionario de Estonia

Pilar Bonet

Los intentos del poder central soviético para controlar los brotes nacionalistas y las tendencias ideológicas centrífugas en la Estonia soviética son el telón de fondo de la defección de Valdo Randpere, de 26 años, antiguo viceministro de Justicia de la citada república socialista, preocupado aparentemente por una supuesta ola de detenciones (no confirmadas en Moscú) en la república báltica, que fue incorporada a la URSS en 1940.A lo largo de este mes, el Kremlin ha dado claras muestras de preocupación por el curso de los acontecimientos en Estonia, considerada como una de las repúblicas más creativas de la URSS y una de las de mayor nivel cultural, con un importante movimiento literario y artístico que, paradójicamente, en muchos casos como en el de la traducción- es posible gracias a la existencia del poder soviético.

A principios de agosto, el Comité Central del PCUS publicó una disposición en la que se exhortaba a los dirigentes del PCUS de Estonia a trabajar más para combatir el nacionalismo y propagar la lealtad al sistema comunista. "Los dirigentes locales no están ocupándose a fondo del problema de las relaciones nacionales y de la formación de una conciencia nacionalista", señalaba el decreto. "El destino histórico del pueblo estoniano", proseguía, "está inseparablemente ligado al desarrollo y la fuerza del Estado soviético".

Pocos días después, el ministro del Interior de la URSS, Vitaly Fedorchuk (antiguo dirigente del KGB o policía de la URSS), pedía a los funcionarios del partido de Estonia que adoptaran una acción más firme contra los infractores de la ley. Fedorchuk volvió a insistir en la línea del comité central, que insta al partido a aumentar su influencia sobre el arte y a "desenmascarar las mentiras de los centros ideológicos antisovieticos".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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