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Un millar de personas se manifestó en San Juan de Luz contra la violencia y en defensa del turismo

Un millar de ciudadanos franceses, entre ellos numerosos comerciantes e industriales de la hostelería, participó ayer en San Juan de Luz en una concentración contra la violencia y en defensa del turismo. La manifestación fue organizada por la Unión de Defensa de la Industria Turística del País Vasco, una asociación creada hace escasamente dos semanas y que cuenta con casi 1.000 afiliados. A la concentración acudieron los cargos electos del País Vasco francés, incluido el diputado socialista Jean Pierre Destrade, y en ella fue dada a conocer una moción aprobada por el Ayuntamiento de San Juan de Luz a propuesta de numerarosas Asociaciones.

En dicha moción se solicita al presidente de la República, François Mitterrand, que el Gobierno francés continúe adoptando medidas eficaces contra "los grupúsculos de distintas tendencias que crean un clima de inseguridad en una región que sólo pretende vivir y trabajar en paz".La concentración había sido calificada en medios abertzales como una manifestación contra los refugiados, pero Agustín Arkonegui, presidente de la asociación Unión de Defensa de la Industria Turística del País Vasco, negó que la convocatoria tuviera este carácter.

"No estamos contra los refugiados", dijo, "sino a favor de la paz, de los puestos de trabajo y del turismo. Nosotros no pedimos extradiciones, creemos que el problema de los refugiados debe resolverse en una negociación". "Pero tampoco aceptamos", añadió, "que haya personas que se acojan al derecho de asilo y utilicen este territorio para cometer atentados en el país vecino".

La manifestación de ayer se interpreta en medios políticos franceses como una reacción de todas las fuerzas vivas del País Vasco francés contra los sucesos violentos que enrarecen la convivencia en la región y que influyen decisivamente en el espectacular descenso del turismo, principal fuente de recursos de la zona.

Los objetivos de este movimiento chocan frontalmente contra las actuaciones de la organización independentista del País Vasco francés Iparretarrak y de sus simpatizantes, y reduce el margen de maniobra de los miembros de ETA refugiados en el País Vasco francés, que pretenden movilizar a la población para hacer frente a la ofensiva policial y judicial del Gobierno de París.

Según muchos observadores políticos, en el fondo de algunas actitudes que se manifiestan estos días en el País Vasco francés subyace la idea de que todos los conflictos y el clima de violencia son consecuencia indirecta de la presencia de los refugiados. Recientemente, varios jóvenes que pinchaban ruedas de turismos franceses -matriculados fuera del departamento de los Pirineos atlánticos, región que engloba al País Vasco francés- fueron golpeados y dos empresas en las que trabajan refugiados han sufrido incendios intencionados.

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Agustín Arkonegui afirmó que su asociación aglutina a personas de distinta ideología, desmintiendo así las acusaciones lanzadas por los medios próximos a los refugiados, que les acusan de pertenecer a la extrema derecha.

"Yo por ejemplo, soy hijo del otro lado", declaró Arkonegui, refiriéndose a la denominación que reciben indistintamente el País Vasco español y el País Vasco francés. "Vine de Usurbil (Guipúzcoa), mis padres son vascos españoles, defiendo la lengua y la cultura vasca, pero tenemos que hacer frente a este proceso violento que conduce al desastre".

En el marco de la unidad de Francia

En las intervenciones que tuvieron lugar a las 19.00 horas en la Plaza de Luis XIV de San Juan de Luz, se subrayó repetidamente "la ligazón del pueblo de San Juan de Luz con la tradición vasca, dentro del marco de la unidad de Francia", una frase que cosechó los aplausos más sonoros.El alcalde de San Juan de Luz, André Ithurralde, leyó una relación de sucesos violentos cometidos en esa ciudad en los últimos meses, desde la bomba de los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) contra el bar La Consolación, hasta el pinchazo masivo de ruedas de turismos y la bomba de Iparretarrak contra una oficina turística. Dijo que el turismo en la costa vasca ha descendido notablemente y afirmó que en el interior del País Vasco francés la situación era simplemente catastrófica.

"No aceptaremos", dijo, "ni los atentados ni las manifestaciones violentas y se comprenderá fácilmente hasta qué punto estamos heridos en nuestra sensibilidad de vascos por una ínfima minoría de agitadores que se sientan en el banquillo de los acusados".,

"El problema vasco español es un problema de la política española y su solución es cosa del Gobierno español", subrayó entre los aplausos y los gritos de aprobación de los asistentes. "En Francia", indicó, "no toleraremos ninguna acción que pueda comprometer nuestra seguridad, nuestra libertad y nuestras unidad". "No admitiremos", añadió, "que nuestro territorio sea el campo de batalla de agitadores y extremistas de todo signo".

El alcalde leyó la moción aprobada por la corporación local y afirmó que solicitará a François Mitterrand que intervenga para normalizar las relaciones entre Francia y España y que garantice la protección de las personas y bienes en el más estricto respeto a la legalidad republicana.

La concentración finalizó sin más incidentes que un enfrentamiento verbal entre parte de los congregados y un reducido grupo de personas que entendían que el turismo no es la solución para la creación de puestos de trabajo. Ithurralde anunció que invitará próximamente al alcalde de San Sebastián, Ramón Labayen, para que acuda a una concentración, "contra los agitadores que ponen en peligro la estabilidad y el futuro de los dos pueblos".

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