La alegre economía oculta
Si en España padecemos una penuria estadística que hace difícil disponer, sin un retraso exagerado, de cifras oficiales auténticamente fiables, pueden imaginarse lo complicado que resulta conseguir alguna aproximación a la realidad de la que viene dándose en llamar economía oculta o sumergida, cuya razón de ser es precisamente escapar todo control que pueda obstaculizar su peculiar manera de desenvolverse. Las estimaciones que cuantifican la incidencia de este fenómeno en un 15, un 20, o un 25% de la renta nacional oficialmente conocida no tienen otro valor que el de la pura especulación.(...) La crisis, con sus secuelas de aumento del paro, regulaciones temporales de empleo, incrementos salariales inferiores a los de los precios y dificultades para complementar retribuciones a base de horas extraordinarias o segundas ocupaciones; ha venido a sumarse a las mayores exigencias fiscales en cuanto a tipos impositivos y veracidad sobre empresas y particulares y al fuerte peso de las cargas sociales de los empleados sobre quienes les porporcionan empleo. Todo ello ha empujado al alza de la economía subterránea. (...).
Sin embargo, una reflexión sensata (...) ha de llevarnos a pensar que los efectos de la economía oculta son indeseables sobre una sociedad moderna y con pretensiones de estar bien organizada. Las empresas basadas en ella deben tener cerradas las puertas de acceso a muchos mercados privados y a todos aquellos en que el cliente es una entidad pública, los trabajadores se ven sometidos a una permanente inseguridad laboral y a la falta de capacidad de, acción sindical y reivindicativa, aunque'el no poder ejercer estos derechos resulte preferible a la situación de paro; las demás empresas se encuentran en inferioridad de condiciones ante una competencia desleal que está deteriorando su demanda y sus cuentas de resultados y, en suma, la capacidad de conocer realmente la marcha de la economía y de decidir y emprender las acciones más convenientes para favorecerla se ve distorsionada hasta límites qué pueden conducir al fracaso de una política teóricamente bien orientada.
Desde estos puntos de vista, la economía subterránea merece ser juzgada con una severidad que contrasta con la alegría que se suele utilizar en el empeño.
11 de agosto.
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