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CATALUÑA

Lapiedra admite que se daban casos de prostitución entre las seguidoras de su secta

Vicente Lapiedra, el jefe de la secta Ceis (Centro Esotérico de Investigaciones), ha declarado a la Policía que conoce cuatro casos de prostitución entre sus seguidoras, aunque no se reconoció responsable de ellos. Lapiedra también cifró entre 180.000 y 250.000 pesetas mensuales las aportaciones que le entregaban los 16 miembros de su grupo, guías a su vez de otros adeptos menos iniciados.Lapiedra hizo estas declaraciones a la Policía Autonómica el 22 de junio pasado, horas después de haber sido detenido, según pudo verificar este diario. Precisó que estas aportaciones "las hacen por sentimiento y en cierta forma para corresponder a lo que he hecho por ellos".

Lapiedra y otros 13 dirigentes de la secta fueron detenidos por la Policía Autonómica durante la noche del. 21 al 22 de junio, y presentados ante el juez, quien decretó el ingreso en prisión de 12 de ellos, acusados de los delitos de intrusismo profesional, imprudencia temeraria, fraude, estafa, persuasión coercitiva, control mental e inducción a la prostitución y al consumo de LSD. En la misma redada fueron detenidos alrededor de 40 adeptos, que no pasaron sin embargo a disposición judicial (véase EL PAIS de ayer).

El líder de la secta aseguró que él no necesitaba las aportaciones que le entregaban sus seguidores, puesto que su madre, en 1977, le donó siete casas en La Floresta (Barcelona) y cuatro tiendas, y, más tarde, un apartamento en Calella de la Costa. Su padre le regaló un piso en Barcelona.

Interrogado por los casos de prostitución, tanto femenina como masculina, que se han dado tanto en su grupo como en los formados por los discípulos de sus colaboradores, La piedra dijo estar seguro de que no se han dado casos de prostitución entre sus 16 amigos.

En cuanto a los restantes grupos, admitió tener noticias de tres meses atrás según las cuales cuatro muchachas han frecuentado o frecuentan algún ambiente de prostitución, aunque una de ellas está a punto de empezar a trabajar. Dijo no tener noticias de que existiera prostitución masculina. Negó que se hubieran consumido estupefacientes en las sesiones de terapia, alegando que era contraproducente y no hacía falta.

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