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Ivo Castejón

El único madrileño elegido concejal en Caracas busca un pacto íntimo entre su infancia en Cuatro Caminos y su militancia de izquierda

INMACULADA DE LA FUENTE, El desgarro inicial le empujó a esforzarse en ser un venezolano más. Pero la marca de emigrado no se ha borrado todavía, quizá porque él jamás se permitió la ruptura con Cuatro Caminos. Le encanta que le pregunten dónde nació porque así puede contestar: "En el ombligo del mundo, donde surgió el Quinto Regimiento". La alusión a su origen, por otra parte, es frecuente porque, a pesar de su innegable acento suramericano -sobre todo cuando regresa y habla con un madrileño-, tampoco ha logrado pronunciar las j y las g, amén de otros virtuosismos fonéticos, como un verdadero venezolano. Sus 28 años en Venezuela han sido un delicado ejercicio de equilibrismo entre su fidelidades de origen y el activismo político en un país que ama pero con el que no ha logrado, confundirse. "Lo ideal sería sentirse de ningún sitio", reconoce, "para no ser un esquizoide. Pero hay raíces ancestrales, una memoria que me impide renunciar a ser español". Sobre todo si se ha tenido "una infancia tan feliz como la mía, que yo firmaría para mis hijos. Porque a pesar de saberme hijo de rojos y de padecer escasez, no había ninguna tristeza en casa, ningún drama. Y tenía, además, toda la dehesa de la Villa para jugar".

Su hermano contrajo matrimonio con una nativa, de raza negra Ivo Ángel, por el contrario, se casó primero, a los 21 años, con una catalana, de la que se divorció a los 23 y con la que tiene un hijo de 18 años. Y a los 33 años "me casé de nuevo con una gallega, con la que tengo otro hijo".

Lo que más le dolía a Ivo Ángel cuando era estudiante en la escuela de San Cristóbal, en los Andes, es que le llamaran mosiú (una derivación de monsieur para designar a los extranjeros). "Decían que era una muestra de cariño, pero de cariños o nada; era pura retranca". O que cada vez que abría la boca le rodearan seis o siete muchachos para escuchar su castellano. Y has ta cuando se manifestó con sus compañeros contra Pérez Giménez -antes tuvo ocasión de presenciar una brutal represión de los chácharos (guardias) contra la población civil y se le encendió la vena conspiratoria-, oyó cómo la gente de cía a su paso: "Mira, hasta los ex tranjeros se meten en esto".

Un extranjero muy particular, cuyos amigos estaban en la guerrilla, aunque él sólo militó a partir de 1966, cuando un sector de ex guerrilleros se vinculó al partido comunista. Dentro del PC -vivió la polémica entre Pompeyo Márquez y Douglag Bravo, el hombre de Fidel. Y protagonizó más tarde, con otros gallegos y canarios, la elcisión de la que surgió el MAS (Movimiento al Socialismo).

Pero su gran aventura fue venirse a España en 1971 a "luchar contra Franco", aunque regresó al cabo de un año. Ahora, el concejal y dirigente del MAS ha alcanzado su techo político porque su extranjería le impide acceder a otros cargos públicos. Pero "en España perdí el tren y no tengo nada que hacer".

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