Accidentes militares
La información sobre los accidenes militares (EL PAIS, 13 de julio) a la que se refiere el editorial del pasado 17 de julio es de sumo interés para quienes nos dedicamos a la salud pública.Algunos de los hechos expuestos son humanamente injustificables", y otros nos confirman lo sospechado: que las imprudencias, descuidos, torpezas y otros peligros absurdos son harto frecuentes en el ambiente militar.
Sin embargo, otros aspectos merecerían un estudio más detallado. Las cifras absolutas, por sí solas, no son suficientes. Por ejemplo, ¿son los accidentes mucho más frecuentes en el Ejército que, en el resto de la sociedad?
Si es así, ¿cuánto más frecuentes? ¿A qué riesgos están sometidos nuestros soldados y oficiales? ¿Cuál es la magnitud de tales riesgos en relación con otros grupos sociales, como los trabajadores manuales u otras profesiones? ¿Y en relación a otros ejércitos? ¿Cuáles son los factores que condicionan el riesgo y cómo se puede intervenir sobre ellos?
Una respuesta adecuada a estas y a muchas otras cuestiones sólo es posible comparando las tasas de accidentes militares con las de otros grupos controles, teniendo en cuenta al mismo tiempo la influencia de otros factores pronósticos.
La llamada Epidémiología de los traumatismos y accidentes, bien desarrollada allí donde la salud pública es una prioridad, se ocupa de describir, explicar, predecir y controlar los accidentes en grupos de población definidos.
Sólo la primera de estas tareas (quizá parcialmente la segunda)Accidentes militares
parece realizada en el caso que nos ocupa. Un análisis en profundidad -hecho con rigor y sin prejuicios- de unos datos aparentemente muy alarmantes situaría los hechos en su justa dimensión.
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