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La URSS busca apoyo para su proyecto de conferencia sobre Oriente Próximo

El director del departamento de Oriente Próximo del Ministerio de Asuntos Exteriores de la URSS, VIadimir Poliakov, llegó ayer a Beirut, segunda etapa de su gira por varios países de la región, para explicar y recabar apoyo para el proyecto soviético de conferencia internacional sobre el conflicto árabe-israelí, presentado solemnemente el domingo pasado.La propuesta soviética, rechazada por EE UU e- Israel, dos de los principales interesados, tiene escasas posibilidades de prosperar, pero su divulgación permite al Kremlin aprovechar la inactividad de la diplomacia norteamericana, paralizada en período preelectoral, para acercarse a los árabes e intentar restablecer su influencia en una zona del mundo donde quedó barrida tras la firma del acuerdo egipcio-israelí de Camp David, en 1979.

Además de preconizar la participación de Siria, Jordania, Israel, Egipto, Libano y, en pie de igualdad, de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en unas conversaciones de paz auspiciadas por la ONU y copatrocinadas por Washington y Moscú, el texto de 2.000 palabras difundido por Tass se pronuncia por el reconocimiento explícito del derecho a la existencia del Estdo de Israel, así como por el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino, que debería poder fundar un Estado independiente en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza, evacuados por el Ejército israelí.

Antes incluso de que Poliakov iniciase su periplo por la región, Jordania, Líbano y Siría -los tres países que visitará-, Egipto, la OLP y, por primera vez, un Estado del golfo Pérsico, Kuwait, se adhirieron a la propuesta soviética. EE UU e Israel recordaron su oposición a cualquier negociación en el marco de las Naciones Unidas.

El rechazo israelí es achacable a la tradicional negativa de Tel-Aviv a discutir con una OLP` "terrorista", mientras la actitud de Washington se explica por su deseo de mantener a la URS S al margen de una región vital para los intereses occidentales y seguir promocionando acuerdos bilaterales entré Israel y los árabes, como el de Camp David con Egipto, y con Jordania el plan de septiembre de 1982 de Ronald Reagan.

Al margen de obtener el respaldo de Líbano para su iniciativa, los tres días de estancia oficial de Poliakov en Beirut -capital a la que llegó ayer procedente de Amman, y desde donde proseguirá viaje el lunes a Damasco- tienen una vertiente específicamente bilateral. Tras la salida de la fuerza multinacional, que integraba el contingente estadounidense, el régimen del presidente Amín Gemayel rectificó parcialmente su opción prooccidental y, aprovechando el vacío dejado por EE UU, Moscú se ha ofrecido ya a proporcionar armas a un Ejército libanés parcialmente privado ahora de la ayuda norteamericana.

Beirut espera también contar con la colaboración soviética para lograr un aumento de los efectivos de los cascos azules de la ONU en el sur de Líbano, para que, en caso de repliegue total israelí, sean lo suficientemente numerosos para hacerse cargo de la seguridad en esa cuarta parte del país.

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