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MÚSICA

Cuatro países se disputan hoy el Premio de Piano Paloma O'Shea

ENVIADO ESPECIALEl irlandés Hugh Tinney, el chino Fei-Ping Hsu, el brasileño José Cocarelli y el soviético Rauf Kasimov se disputan hoy, como finalistas, el Gran Premio Internacional de Piano Paloma O'Shea, en una prueba con la orquesta de Radiotelevisión Española, dirigida por Miguel Ángel Gómez Martínez.

El amplio jurado internacional, formado por 10 profesores extranjeros y cuatro españoles, ha tenido y tiene todavía un difícil trabajo, pues cuando llegaron a las prefinales han demostrado no sólo gran categoría pianística sino un alto grado de capacidad interpretativa. Es imposible olvidar el Messiaen de la soviética Nigora Ajmedova, probablemente lo más bello escuchado a lo largo de todo el concurso; no menos impresión causaron los preludios chopinianos de un pianista rusoamericano, el veinteañero Edwar Zilberkant, de gran imaginación sonora y bella técnica.

El soviético Kasimov posee una fuerte personalidad. Nacido y formado en el Azerbaidzhan, muestra una sensibilidad fascinante y unos medios de gran efecto para el público, por su comunicatividad y brillantez, tocados por momentáneas ausencias, amplias libertades y frecuentes imperfecciones.

El encanto mayor del chino FeiPing Hsu, tercer premio en el concurso Rubinstein, reside en su imaginación sonora, en su capacidad para fabricar colores tan delicados de matices como corresponde a la tradición cultural de su país. El brasileño Cocarelli se formó en Nueva York y posee un primer premio en el concurso de Porto Alegre, un segundo en el de Montevideo y un tercero en el María Canals de Barcelona. Es un pianista equilibrado y brillante que sabe jugar en sus versiones con los valores de la lógica y de la mágica.

En fin, el irlandés Hugh Tinney, primer premio Ettore Pozzoli, estudió en su país y parece repartirse con Kasimov las preferencias del público. Verdaderamente se trata de un intérprete maduro, del que recordamos muy especialmente su Liszt -tanto el virtuoso como el poético-, su Debussy -otro de los puntos altos del concurso- o la defensa esplendorosa de la sonata de Samuel Barber.

Hay pasión en el ambiente, con lo que la última jornada del octavo concurso Paloma O'Shea -apoyada en conciertos de Rachmaninov, Liszt y Chopin- se anuncia interesante y fuertemente competitiva. Hemos llegado a la hora de la verdad, por decirlo al modo taurino. El premio Paloma O'Shea es importantísimo por su categoría y dotación; a ello se añade una relación de actuaciones suficientes para instalar en la fama a un artista de valor: 35 conciertos y recitales en España y casi un centenar en el extranjero, además de la grabación de un disco.

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