El presidente de la comisión de Exteriores de la Kneset apuesta por la gran coalición
"Sea el Likud (derecha nacionalista), sea el laborismo quien forme el primer Gabinete" tras las undécimas elecciones generales a la Kneset (Parlamento), "el Gobierno será débil y a la hora de ponerse a trabajar sus días estarán contados", asegura en declaraciones a EL PAÍS Eliahu Ben Elissar, diputado de la coalición hasta ahora en el poder y presidente de la importante comisión parlamentaria de Asuntos Exteriores y Defensa. Por eso Ben Elissar cree que "no debería tardar en constituirse un Gobierno de unión nacional" integrado por los dos grandes partidos, pero a pesar de la fuerza de ese nuevo Ejecutivo considera muy escasas las posibilidades de que se inicie una negociación de paz" con los árabes.
A todo aquel que le visita en su piso de la calle Harlap de Jerusalén, Ben Elissar explica orgulloso la poca erosión electoral" sufrida por su formación política a pesar de que ejerce desde hace siete años el poder. Ni la inflación del del 400% anual, ni la guerra de Líbano "han destronado al Likud porque los efectos de la primera son amortiguados gracias al eficaz sistema de revaluación sistemática de los ingresos, y apenas los asalariados pierden poder adquisitivo, mientras, aunque les duela, la mayoría de los israelíes consideran justificada nuestra presencia militar en Líbano hasta que no lleguemos a un acuerdo que garantice la seguridad de nuestra frontera norte".Cuando se le hace observar que para alcanzar la cifra de 584 muertos israelíes en 24 meses de campaña en Líbano hubiesen sido necesarias varias décadas de intensos bombardeos palestinos sobre Galilea, Ben Elissar contesta que "sólo los extranjeros pueden hacer este siniestro cálculo". "Ningún Gobierno en el mundo permite, si dispone de medios para evitarlo, la utilización del territorio de otro Estado por una organización terrorista que pone en peligro la vida de sus súbditos civiles".
Las posibilidades del Likud
Ben Elissar, de 52 años de edad, opina que el partido al que pertenece "tiene más posibilidades de poner en pie el próximo Gabinete sobre todo si Ezer Weizman (ex ministro de Defensa y líder de la formación liberal Yaliad) consiente en incorporarse a una coalición gubernamental dirigida por el Likud, lo que considero probable". "Pero una cosa", agrega, "es formar el Gobierno y otra es ponerse a trabajar". "Habrá demasiadas peleas, los ministros de pequeños partidos muy diferentes se neutralizarán mutuamente y todo el edificio se tambaleará". "No veo ni si quiera cómo el ministro de Hacienda logrará establecer un primer borrador del presupuesto".
La solución a "estos males" será, según Ben Elissar , la creación de un Gobierno de unión nacional, "aunque por ahora resulta imposible predecir quién lo encabezaría, Isaac Shamir o Simón Peres. "Ambos libran una carrera contra reloj porque el primero que consiga juntar los elementos para constituir una coalición gubernamental con los pequeños partidos podrá después utilizarla como trampolín para asumir la dirección de un Gabinete de unión".
¿Qué política seguirá ese Gobierno compuesto por dos formaciones rivales? "Tenemos que resolver" contesta Ben Elissar, "dos problemas acuciantes: la crisis económica y la cuestión libanesa". "A propósito de la primera hay un consenso total; en cuanto a la segunda discrepamos ligeramente con los laboristas sobre los plazos, pero todos deseamos la rápida conclusión de acuerdos de seguri dad para retirarnos cuanto antes".
Para poder replegar hacia Israel a su Ejército desplegado en territorio libanés, Ben Elissar, que fue el primer embajador de su país en El Cairo tras la conclusión de los acuerdos de Camp David, se declara "dispuesto a llegar a un entendimiento tácito o explícito con Damasco en el que reconoceremos sus legítimos intereses en Líbano a cambio de que el régimen sirio se comprometa, a su vez, a que ese país no vuelva a servir de base para las agresiones contra nuestro Estado".
Ni un Gobierno débil de coalición, ni un Gobierno fuerte de unión reactivarán el proceso de paz, estima el presidente de la más importante comisión de la Kneset, porque "aunque Peres esté al frente del ejecutivo", Hussein de Jordania no participará en una negociación para no arriesgar su trono y su vida". "Después de todo", prosigue, "Jordania tiene su más larga frontera con Siria, no con Israel`
En el fondo", recalca Ben Elissar, "ningún líder árabe está dispuesto a aceptar el compromiso territorial propuesto por Peres, porque implica una división de la región; por consiguiente, les obligaría a reconocer la soberanía israelí sobre las zonas que nos corresponderían al término de ese reparto". "Las posibilidades de que se inicien conversaciones de paz son muy, muy escasas".
Por lo menos Peres tiene, con su compromiso territorial, algo que proponer a los árabes, ¿Qué ofrece Shamir? "La paz", responde Ben Elissar, "en el marco de Camp David y la autonomía para los palestinos de Judea y Samaria (Cisjordania) y Gaza".
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