Las próximas conversaciones pueden ser las últimas
"Las próximas conversaciones serán las últimas, y si fracasan...". Andreas Mavromatis, jefe de la delegación grecochipriota en las largas y agonizantes negociaciones intercomunitarias con los turcochipriotas -rematadas hace ocho meses por la declaración unilateral de independencia de la República Turca de Chipre del Norte-, no se arriesga a acabar la frase.Días antes, ante las Naciones Unidas, en Nueva York, su presidente, Spyros Kyprianou, sí se atrevió a llegar hasta las últimas consecuencias de su razonamiento. "Como chipriotas", dijo, "veremos acercarse el fin de Chipre como Estado independiente, a menos que el Consejo de Seguridad no actúe rápidamente y con eficacia".
La próxima ronda de conversaciones será, casi con certeza, la última, y no es ni siquiera seguro que se puedan celebrar algún día porque las propuestas formuladas en abril por el secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar -consistentes en ceder a las fuerzas de las Naciones Unidas la ciudad de Varosha, bajo control turcochipriota, y paralizar la aplicación de la declaración de independencia-, han sido rechazadas por Rauf Denktash, jefe de la comunidad turca.
Denktash, un líder simpático y bullicioso, estaría totalmente dispuesto a crear un clima de confianza que permita la reanudación del diálogo intercomunitario, y a ordenar la retirada de Varosha por considerar, en cambio, irreversible su proclamación de independencia e inalterable el proceso tendente a consolidarla mientras no se llegue a un acuerdo global con sus adversarios.
Con la única excepción de los comunistas de Akel, partidarios de la negociación sin condiciones previas, la totalidad de las fuerzas políticas grecochipriotas se resiste a sentarse nuevamente en el famoso hotel Ledra Palace, en plena línea de demarcación, frente a sus ex compatriotas turcos si éstos no abrogan de antemano su decisión secesionista del 15 de noviembre de 1983.
Aun en el caso improbable de que consiguiesen sentarse algún día en torno a la mesa de una negociación auspiciada por al ONU, las divergencias entre turcos y griegos de la isla sobre cuestiones de fondo son aún más profundas que las que les impiden por ahora restablecer el diálogo, y las posibilidades de acuerdo son escasas, según fuentes cercanas a la organización internacional mediadora.
En un último esfuerzo, Kyprianou propuso a principios de año a los turpochipriotas, a través de las Naciones Unidas, la constitución de un Estado federal desmilitarizado y no alineado en el que ejercerían su autoridad sobre un 25% del territorio -12% menos del que controlan actualmente- y cuyo vicepresidente y un tercio de sus ministros en el Ejecutivo central pertenecerían a su comunidad.
Pero las ofertas del jefe del Estado llegaron demasiado tarde para un Denktash al que la larga intransigencia de los representantes de la comunidad mayoritaria ha incitado a adoptar posturas maximalistas que reivindican la creación de un Estado bizonal que se asemeje más a una confederación que a una federación, y en cuyo Gobierno central habría nada menos que un 50% de ministros turcochipriotas. Sólo el 18% de los chipriotas son de origen turco.
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