La presidencia de Jacques Delors reforzará el papel de la Comisión Europea

El nombramiento de Jacques Delors, ministro saliente de Finanzas del Gabinete francés, para suceder al luxemburgués Gaston Thorn, el 5 de enero de 1985, en la presidencia de la Comisión Europea, el órgano ejecutivo y burocrático de la CEE, ha sido bien acogida en medios comunitarios, que piensan que la comisión recuperará el peso específico que había perdido en los últimos años. Desde este cargo, que se ve remunerado con un sueldo, libre de impuestos, de 16 millones de pesetas al año más cuantiosos gastos, Delors verá ingresar a España y a Portugal.El nombramiento de Delors fue confirmado ayer a través de un comunicado del actual presidente del Consejo Europeo, el primer ministro irlandés, Garrett Fitzgerald, encargado por sus otros nueve colegas en la cumbre de Fontainebleau de encontrar un sucesor a Gaston Thorn, cuyo mandato acaba de expirar.

Son conocidas las diferencias que separan al nuevo primer ministro francés, Laurent Fabius, con Delors. Era preciso, pues, encontrar un cargo para este último. En principio, Cheysson aspiraba a presidir la nueva Comisión Europea, pero, en razón de su personalidad, su candidatura desagradaba a los británicos. Fitzgerald tenía otro candidato favorito: el actual comisario belga encargado de temas industriales, Etienne Davignon. El domingo pasado surgió la candidatura de Delors. Dumas viajó a Londres y Bonn, recibiendo la aprobación para el candidato francés.

¿Quién se atreve a vetarle? Nadie. Davignon se queda desconsolado, pues ello le obliga a abandonar la comisión. Los belgas flamencos tenían por su parte su propio candidato: el ministro de Finanzas, Willy de Clercq. No será el único que saldrá. Hay otros comisarios que le acompañarán. Entre ellos, el francés Edgard Pisani, ya que, según la regla de caballeros, uno de los dos comisarios franceses corresponde a la oposición y otro a la mayoría gubernamental.

Triunfo de los grandes

"Cesión de los países pequeños ante los grandes", se decía ayer en algunos medios comunitarios. Y, sin embargo, predominaba el sentimiento de que la buena reputación profesional de Delors y el hecho de ser nacional de un país importante reforzará a una Comisión Europea desprestigiada, en una época en que se intenta reforzar las instituciones de la CEE y relanzar nuevas políticas comunitarias.

Thorn se declaró ayer "particularmente satisfecho" del nombramiento de Delors "en este período delicado y decisivo para la Comunidad".

La Comisión, como institución, está encabezada por un colegio de 14 (incluído el presidente) comisarios: dos para cada uno de los cuatro grandes países (y seguramente España, en su día) y uno para cada uno de los seis otros Estados. Tiene el poder de presentar propuestas formales, para que sobre ellas decidan los diez, y grandes poderes de gestión en numerosos campos de las políticas comunitarias. En cuestiones siderúrgicas, la Comisión Europea goza de un auténtico poder supranacional.

En principio, los comisarios son independientes, pero a lo largo de los años han tendido a reflejar cada vez más los intereses particulares de sus propios países. El mandato de los comisarios, designados por los países miembros, es de cuatro años. El del presidente, nombrado habitualmente por consenso por los jefes de Estado y de Gobierno, es de dos años, renovable otros dos.