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El Fondo de Garantía compra a Banca Catalana créditos que venía garantizándole y cancela sus avales al grupo

Xavier Vidal-Folch

El Fondo de Garantía de Depósitos en Establecimientos Bancarios (FGD) y Banca Catalana han llegado a un acuerdo por el que el primero compra a Catalana un paquete de créditos concedidos a antiguas empresas participadas del banco y cancela avales sobre otras operaciones, por un montante conjunto de 35.000 millones de pesetas. El acuerdo se formalizará en los próximos días. La obligación de avalar este paquete de créditos dudosos formaba parte del conjunto de ayudas oficiales dispensado al grupo de Banca Catalana para su reflotación. El Fondo adquiere, mediante pago aplazado, un tercio del paquete -el de créditos a inmobiliarias, en torno a los 12.000 millones, que tienen respaldo hipotecario- y hace frente a un quebranto de 2.300 millones de pesetas.

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Este acuerdo persigue esclarecer las múltiples relaciones entre ambas entidades, derivadas del paquete de ayudas que el Fondo concedió a Catalana para permitir su reflotación, y se considera útil para ambas partes. Las ayudas fueron dispensadas por el Fondo -cuyos recursos teóricamente son aportados a partes iguales por el Banco de España y la banca privada- cuando se hizo cargo de Catalana a finales de 1982. Posteriormente, fueron ampliadas, en mayo de 1983, al adjudicar el grupo a un consorcio bancario, que finalmente vendió la mayoría accionarial al Banco de Vizcaya, en marzo pasado.Estas ayudas consistieron en la compra de activos (en su mayor parte fallidos, pero también inmuebles) por 84.422 millones de pesetas; asunción de 7.927 millones de pérdidas; compra de cartera de valores industriales, por 8.757 millones; préstamo sin interés, a 10 años, de 35.651 millones, y garantía de los créditos dudosos a empresas vinculadas, por 40.000 millones (el 89% de 45.000 millones), así como garantía de los avales en vigor, por 6.000 millones. Son estas dos últimas partidas (garantía de créditos y garantía de avales), que totalizan 45.000 millones, las que en su mayor parte (35.000 millones) ahora se reordenan y reajustan.

Motivos del acuerdo

La razón principal que ha motivado el acuerdo de regularización radica en la confusión y contrasentidos que provocaba la superposición de funciones en buena parte de los créditos. Así, por ejemplo, se daba el caso típico de que una antigua participada de Banca Catalana, propiedad del FGD en virtud de los acuerdos de mayo de 1983 (por una de cuyas cláusulas el Fondo se convirtió en propietario de casi todas las filiales industriales e inmobiliarias del grupo bancario), era acreedora de un préstamo de Catalana, garantizado -en virtud de otra de las cláusulas- por el propio Fondo.Esta situación ha originado que Banca Catalana se viera en la tesitura de tener que intentar cobrar de algunas empresas -traspasadas al FGD- y beneficiarias de créditos concedidos por Catalana, al ser éstas incapaces de hacer frente a la totalidad de la amortización. Pero, al estar los préstamos garantizados por el FGD, debía, en último término, ejecutar al propio Fondo. Ello constituía un contrasentido, entre otras razones porque la misma Catalana es acreedora del Fondo de Garantía, ya que éste le concedió un préstamo blando por 35.651 millones de pesetas.

El acuerdo evita al Fondo, además, tener que estar pendiente sine die de la posibilidad de tener que hacer frente a las garantías de los créditos, pues bastantes de ellos tienen largos vencimientos. Asimismo, el Fondo consigue un mejor control de la situación financiera de sus filiales -al ostentar él mismo los créditos contra ellas-, lo que le pernútirá una más fácil enajenación de las mismas, así como facilita una eventual reperiodific ación de las amortizaciones, a fin de lograr la devolución de los principales. Catalana, por su parte, puede concentrar todos sus esfuerzos en las operaciones de activo de nuevo cuño, sin depender de los lastres históricos, y soslaya el esquizofrénico papel de tener que ejecutar a su principal acreedor.

Las tres partidas

Los 35.000 millones están desglosados en cinco partidas, que se resumen en tres grupos, cada uno de las cuales supone aproximadamente un tercio del volumen total. El primer grupo se compone de los créditos a compañías industriales o financieras actualmente filiales, bien de Catalana, bien del Fondo, en los que mediante fórmulas diversas se cancela la garantía del Fondo, y el banco corre con todos los riesgos.El segundo grupo son los créditos concedidos por el banco a inmobiliarias que adquirió el Fondo como parte del proceso de saneamiento. El Fondo compra ahora todos los créditos, mediante pagos aplazados hasta 11 años, establecidos según el mismo calendario previsto por el Fondo para la venta de los activos de dichas inmobiliarias, por lo que sus directivos prevén que la operación no reporte costes adicionales a la institución.

En el tercer grupo de créditos, en su mayoría concedidos a empresas industriales, la garantía se resuelve mediante el pago por el Fondo de 2.300 millones en el momento de la firma del acuerdo, de forma que Catalana queda liberada de sus riesgos y el Fondo de las garantías a las que eventualmente debiera hacer frente.

El acuerdo al que se ha llegado, por el que el Fondo compra en tomo a un tercio de los créditos y se cancelan sus garantías, aclara una situación confusa, tanto de fondo, porque en ella se daba una superposición de papeles entre las dos entidades, como de forma, porque la garantía prestada por el Fondo a los créditos en cuestión no era un aval en sentido estricto, sino una garantía final, que obligaba al banco a no ejecutar inmediatamente -como en otros casos de la operativa bancaria normal-, sino solamente después de haber agotado todas las vías posibles de cobro, incluyendo aplazamientos, lo que venía alargando y complicando los trámites burocráticos de las entidades afectadas.

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