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Una patrullera portuguesa apresó un pesquero de Huelva

El pesquero Ciudad de Lepe II con base en Isla Cristina (Huelva) fue apresado a primeras horas de la mañana de ayer con cinco tripulantes a bordo por una patrullera portuguesa que lo condujo al puerto de Faro. El barco es acusado de faenar en aguas jurisdiccionales portuguesas, mientras que su armador, Manuel Ramírez Fernández afirma que trabajaban en aguas internacionales cuando fueron abordados por la patrullera. La cuantía de la multa se supone que sobrepasará el millón de pesetas.Con éste son ya tres los pesqueros de Isla Cristina que permanecen en poder de las autoridades portuguesas en los últimos 20 días, después de los apresamientos del Princesa Cristina y el Hermanos García II. El primero tiene impuesta una multa de tres millones de pesetas, aunque su armador ha recurrido a los tribunales civiles tanto por su cuantía como por considerar que faenaba en aguas libres. El segundo fue apresado el pasado jueves y trasladado a Faro cuando realizaba su primer viaje de pruebas, según el armador sin haber faenado en ningún momento y sin que por ahora se conozca la cuantía de la multa.

La situación pesquera en el litoral onubense, desde que en 1982 expirase sin renovación el acuerdo con Portugal, es considerada muy grave por las distintas asociaciones de armadores. Éstos han llegado a reconocer la necesidad de asumir el riesgo de ser apresados para continuar faenando y seguir beneficiándose de algunas subvenciones estatales, cuyo importe ha servido para mantener la mayor parte de los 116 pesqueros que quedaron sin licencia a partir del 1 de enero de 1983.

No obstante, el proceso de envejecimiento de la flota ha aumentado en los últimos 12 meses, con escasas renovaciones, por lo que varios armadores reconocen que muchos pesqueros no podrán volver a hacerse a la mar.

El problema afecta también a las distintas factorías conserveras, especialmente de Ayamonte, donde 600 trabajadores esperan la posibilidad de reiniciar el trabajo a pleno rendimiento desde hace meses. Por el momento, sólo se mantienen gracias a un acuerdo parcial que afecta únicamente a la caballa. Además, un número de pesqueros no determinado, que habitualmente faenaba en el caladero marroquí, se ha incorporado al área de influencia portuguesa, con lo que la situación se ha agravado.

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