Salvador Alamar, procesado en el sumario de la colza, comparece voluntariamente ante el juez
Salvador Alamar Belloch, procesado en el sumario de la colza, que se encontraba en rebeldía, se presentó ayer voluntariamente ante el juez central de Instrucción número 3, que instruye el caso. El titular del juzgado, Alfonso Barcala, tras tomarle declaración indagatoria (en la que se realizan las alegaciones sobre el auto de procesamiento), lo envió a la cárcel de Carabanchel en cumplimiento de la orden de prisión que pesaba contra él.
Salvador Alamar era propietario de la empresa Sociedad Mediterránea de Industria y Comercio, SA, y apoderado de la entidad Encarnación Belloch, Viuda de Marcelino Alamar, sociedades establecidas en Valencia y dedicadas a la comercialización de aceite.Alamar prestó declaración ante el juez el 7 de octubre de 1982, y fue procesado, junto con José María Abascal Romero, el 4 de diciembre del citado año. El magistrado Alfonso Barcala decretó el 16 de octubre del mismo año la prisión provisional incomunicada (sin fianza) para ambos. pero Alamar se encontraba en paradero desconocido, por lo que se dictó orden de búsqueda y captura contra este industrial.
El juez requirió 6.000 millones de pesetas, tanto a Alamar como a Abascal, para hacer frente a las responsabilidades pecuniarias que pudieran declararse.
Según el auto de procesamiento, Alamar vendió a Abascal 600.000 kilos de aceitó de colza crudo, del que, después de refinado, suministró unos 15.549 y 25.720 kilos a las firmas Aceites Castro, SA, de Marchena (Sevilla), y Aceites Aguado del Prado, de Cedillo del Condado (Toledo), respectivamente.
Como Salvador Alamar sólo había declarado a las autoridades la venta de unos 40.000 kilos, cantidad que coincidía con las ventas hechas por Abascal, aquél propuso a éste que confeccionase unas muestras con las que poder justificar el porcentaje de venta, para lo que Alamar facilitó a Abascal los pesos de las partidas y las matrículas de los camiones.
Abascal elaboró los albaranes y la carta de pedido, en los que se hacía constar que se habían recibido como retorno 25.410 y 10.952 kilos de aceites de semillas refinados con colza.
En su primera declaración, Alamar reconoció que entre los meses de febrero y junio de 1981 vendió tres millones y medio de kilos de aceite de colza de contrabando procedentes de Rotterdam, introducidos en España por la empresa barcelonesa Lípidos Ibéricos. El aceite fue importado bajo la denominación "para uso industrial" y vendido sin control de Sanidad. En el mes de octubre de 1981 se descubrió en Bujalance (Córdoba) un almacén clandestino perteneciente a dicha sociedad, en el que había 248.000 kilos de aceite de colza y 141.000 kilos de aceite de colza mezclado con grasa esterificada, no apto para el consumo.
Según la declaración judicial, los proveedores más importantes de Alamar eran las empresas Raelca, Alabart Hermanos, José María Abascal Romero y Producción y Consumo.
11 nuevos procesamientos
Por otra parte, el juez instructor está ultimando los procesamientos de otros 11 industriales y químicos del aceite. Los industriales sobre los que la Audiencia Nacional ordenó el procesamiento son: Francisco Tárrega Ribes, Vicente Villalba Prats, Fernando Bau Carpí, Juan Moreno Anaya, Pedro Sans Xifre, Juan Rubio Navarro, Ramón Surra Ochoa, Antonio Gallego Jurado, Manuel Guillén Enríquez, Andrés Eloy Muro Benayas y Manuel Franco Pellicer.
El abogado de la acusación, José María Mohedano, ha solicitado al juez instructor que al tiempo que decreta el procesamiento de estos 11 industriales decrete también contra ellos auto de prisión incondicional sin fianza.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.