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Anne Brenan

La genealogista irlandesa que descubrió los misérrimos orígenes de la familia de Ronald Reagan

Anne Brenan, de 27 años, licenciada en Historia y miembro de la Sociedad de Investigación Genealógica Irlandesa, recibió el encargo de trepar por el ramerío de Reagan sin esperar más fruto de su investigación que los honores publicitarios. Anne descubrió que cuando el apellido Regan fue importado en EE UU, los funcionarios del Cuerpo de Inmigración le añadieron la vocal de América.Y así, Regan se convirtió en Reagan. Un misérrimo arbusto genealógico experimentaba, gracias a las avanzadas técnicas del injerto, proporciones sobrenaturales.

Por lo general, saber quién fue nuestro tatarabuelo y dónde se ligó a nuestra tatarabuela es capricho que cuesta en el mercado genealógico irlandés 18.000 pesetas. Pero valía la pena esta gratuita y alegre investigación, dice Anne Brenan, de 27 años, licenciada en Historia y miembro de la Sociedad de Investigación Genealógica Irlandesa: "Me llamaron de la firma Debrett, especializada en alcurnias y etiqueta para que rastreara aquí el apellido del presidente norteamericano. El trabajo, que hicimos ocho expertos, nos llevó sólo tres días, y digamos que pinchamos hueso en la generación de Thomas Regan, tatarabuelo de Ronald".

Rastreo entre malezas

Este rastreo entre malezas de distinto calibre condujo a un villorrio denominado Ballyporeen, al sur de la verde isla, "un pueblecito pobrísimo que nadie conocía y que, traducido al español, significa Diminuta Patata o, si lo prefiere, Patatita".Con un tatarabuelo llegado al mundo en Patatita, los designios ya parecían grandiosos (ley de compensación) para su descendencia, que, en efecto, fue ascendente. Thomas Regan se casó con Margaret Murphy, y el matrimonio engendró al bisabuelo dé Ronald, un tal Michael (nacido en 1828), que emigró al Reino Unido para criar allí, unido a Catherine Mulcahy, de Liverpool, a su primer hijo antes de casarse por la Iglesia. "El abuelo del actual presidente de EE UU", añade Brenan, "fue el segundo hijo nacido ya dentro del sacramento". Esta familia emigró a Canadá, y de allí, a Illinois (EE UU).

"Era una familia irlandesa tan misérrima, que ni siquiera podía pagar los impuestos obligatorios a la Iglesia oficial protestante, como los demás católicos los pagaban", dice la investigadora.

Muertos de hambre por la plaga que arrasó las cosechas de patatas (alimento que los británicos reservaron para la población bajo su dominio) en la gran hambruna de los años cuarenta del pasado siglo, los Regan emigraron a fin de no desaparecer en la atroz estadística que redujo el censo a la mitad.

"En sus orígenes no hay nada excitante, nada especial; su historia es la de una genealogía aburrida", opina Brenan. Pero ahora, gracias al turismo estadounidense y a las bendiciones de la Casa Blanca, los vecinos del pueblo de Patatita saltan con un pie: "Venden saquitos de tierra; y, como en Lourdes, prolifera la industria de la reliquia", añade la genealogista.

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