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El Ministerio de Transportes, dispuesto a salvar algunas de las líneas de Renfe condenadas por falta de rentabilidad

Rosa Cullell

El Gobierno está dispuesto a mantener algunas de las líneas ferroviarias altamente deficitarias cuya supresión se proponía en el contrato programa de Renfe aprobado el pasado mes de febrero, siempre que las administraciones autonómicas y provinciales costeen en parte los tramos antieconómicos. IA Delegación del Gobierno en Cataluña ha realizado un informe señalando que los tramos de Granollers a Puig cerdá y de Urida a La Pobla, dos de los que corren peligro de desaparición, podrían ser mantenidos con una mejora de la infraestructura si hay colaboración económica de la Generalitat. El Gobierno tiene "voluntad política" de hacerlo, según fuentes solventes, y de llegar a un acuerdo con la Generalitat en ese sentido para modificar, en esa línea el contrato-programa, siempre que la administración autonómica contribuya económicamente.

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Estas posibles modificaciones surgen tras el diagnóstico realizado por el Instituto de Estudios de Transportes y Comunicaciones, del Ministerio de Transportes, que ha confirmado la deficitaria situación de las líneas. El estudio del instituto confirma el mal estado financiero de las líneas calificadas de altamente deficitarias (aquellas cuyo índice de cobertura es inferior al 23,1%) por el Contrato-Programa de Renfe hecho público en febrero de este año.Este estudio fue encargado por el Gobierno que, tras estudiar ahora el diagnóstico dado por el Instituto, deberá tomar una decisión definitiva sobre las líneas más polémicas del contrato-programa antes del 1 de octubre. Una vez tomada la decisión, entrará en vigor el 1 de enero de 1985 y se procederá -si se cree conveniente- a la supresión de parte de la red ferroviaria española. Entre estas líneas, las que más polémica han suscitado han sido las catalanas.

En el informe del Instituto se reafirma la situación deficitaria de las líneas de La Pobla y Puigcerdá, aunque se indica que los déficits corrientes son menores que los calculados en el contratoprograma. El déficit de la línea de La Pobla estaría únicamente entre los 166 millones de pesetas (déficit real) y los 111 millones (déficit teórico), mientras que el de la de Puigcerdá sería algo más elevado, situándose el déficit entre 787 y 1.090 millones, aproximadamente.

La Delegación del Gobierno en Cataluña ha redactado un informe en el que explica que "ni las consecuencias políticas ni las económico-sociales generales vinculadas a las funciones genéricas del ferrocarril en la articulación de las comarcas de montaña aconsejan . la supresión de las líneas, a pesar de que se confirme por los estudios realizados por el Instituto de Estudios de Transporte que una -la de La Pobla- es débil de tráfico y la otra -la de Puigcerdà- tiene un déficit evidente en términos absolutos".

Cuando se hizo público el Contrato-Programa el propio ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones, Enrique Barón, afirmó que "todas las comunidades autónomas, a excepción de Cataluña, habían entendido positivamente el contrato de Renfe". La prevista supresión de tramos afecta sobre todo, en kilometraje, a Andalucía, seguida de Murcia, Castilla-León y Cataluña. Pero ha sido en Cataluña donde la oposición a la desaparición de líneas ha cobrado mayor cuerpo por las características geográficas -zonas montañosas- y la unánime postura de los ayuntamientos. El delegado del Gobierno, Francesc Martí, tomando en consideración las críticas, asegura en su informe que "el balance psico-social de la supresión de las líneas no viene a compensar el ahorro en los casos de La Pobla y de Puigcerdá".

Participación de la Generalitat

Sin embargo, aunque el Gobierno ha manifestado su "voluntad política" de llegar a un acuerdo para intentar salvar ambas líneas, pasa la decisión a la Generalitat y las diputaciones, en función de si aceptan participar en la financiación del déficit de esas dos explotaciones, tal como prevé el artículo 17 del contratoprograma de Renfe. "La Generalitat y las diputaciones", afirma el informe de la Delegación del Gobierno de Cataluña, "deben asumir la cobertura del déficit de explotación hasta el nivel medio de la red, a partir de las cifras revisadas (tráfico de aportación, consolidación de la subvención por cercanías y remodelación del servicio con ahorro personal), mientras el resto se atiende de acuerdo con las normas generales del contrato-programa".El informe propugna "nuevas inversiones en infraestructura, del orden de 30 a 50 millones en la línea de La Pobla, y sobre los 300 o 400 millones en la línea de Barcelona a Puigcerdá". En ambos casos, argumenta, se podrían salvar las líneas deficitarias mediante una mejor gestión, con inversiones en material e infraestructura y con un posible ajuste de tarifas en algunos, tramos que tienen subvención por cercanías. En ellos, se obtiene una media de 1,8 pesetas por kilómetro, en vez de 3,3 pesetas por kilómetro.

Las cifras de la salvación

Las citadas líneas ferroviarias que tienen incierto futuro por la necesidad de superar el déficit de Renfe -que registró unas pérdidas de 173.093 millones de pesetas en 1983-, son fundamentalmente tramos que comunican poblaciones de montaña. "El ferrocarril ha servido para paliar y moderar el proceso de despoblamiento en las zonas superiores de montaña, en ausencia de otras vías de penetración más adecuadas", afirma la Delegación del Gobierno, que desaconseja la su presión total. La línea de La Pobla, en su tramo inferior, está integrada en la red de actividades económicas de mercancías y de viajes obligados propias de la zona industrial y urbana de Lérida, por lo que la supresión acarrearía graves problemas de comunicación a las comarcas afectadas. "Teniendo en cuenta", dice el informe, "que todas las cifras de insuficiencia económica manejadas son pequeñas y, por lo tanto, absorbibles, su cierre no sería conveniente".La de Puigcerdá -cuyo déficit es mayor- cumple también en su tramo inicial una doble función, en cuanto a tráfico de mercancías y transporte de viajeros en el Vallés Oriental, Víc y Ripoll. Esta línea sirve también directamente a los flujos turísticos de dos estaciones de esquí: La Molina y Núria-Puigmal, así como de otras algo más alejadas.

Según el informe, la reestructuración de la línea de Puigcerdá unida a unas mejoras del material móvil y de las vías, tendrían unas repercusiones financieras moderadas y, al mismo tiempo, ahorrarían inversiones de mayor entidad en carreteras. El ahorro ,surgiría de la reducción de estaciones y apeaderos, disminución de personal y reducción de trenes ordinarios.

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