Las incompatibilidades

Los ciudadanos vemos atónitos las idas y venidas de la ley de Incompatibilidades; es como si presenciáramos una partida de pimpón sin final. A todo esto, la cifra de para dos puede rondar pronto un 20%, sin que se atisbe ninguna solución, que puede tardar en llegar muchos años. Es cojonudo que en un país con esta cifra tan alta de paro haya personas que disfruten de varios empleos al mismo tiempo en la empresa pública o en la privada. Sin duda, la Constitución no ha previsto esto, y el poder público -supongo- no puede regularlo mediante decreto, que iría en contra de la propia Constitución. Ahora bien, con la brevedad a que se tiene uno que ceñir en una carta a un periódico, puedo dar algunas soluciones. Primera: los médicos de la Seguridad Social en vacaciones o ausencias nombran a sus sustitutos a dedo, siendo lo justo y equitativo que entre los miles de parados médicos sin el primer empleo, inscritos en las oficinas del paro, los suplieran por orden rotativo. Esto se lo brindo al señor Carnacho. Segunda: el Estado no puede dejar reducido a un solo empleo por persona, como entiendo que sería lo elementalmente humano, pero tiene en sus manos un arma estupenda disuasoria. Veamos: el primer empleo base cotizaría con la escala normal; el segundo, duplicando o triplicando dicha escala, y el tercero podría llegar hasta el 80% o 90% del sueldo. Es fácil, señor Boyer, y esta polvoreda ya está inventada-