El doctor sutil
Alessandro Natta, de 66 años, presidente de la Comisión Central de Control del Partido Comunista de Italia (PCI), había sido nombrado para este cargo personalmente por Berlinguer ha sido siempre el representante más ilustre del llamado grupo berlingueriano y el servidor más fiel del difunto secretario.
Natta, que ha sido profesor de literatura y es un enamorado del latín, ha sido siempre visto como uno de los mejores intérpretes de Palmiro Togliatti. Le apellidan el doctor sutil.
Para algunos, sobre Natta pesa el papel que tuvo que desempeñar en 1969 con la expulsión del PCI del grupo de Il Manifiesto.
El nuevo secretario era entonces responsable de organización y tuvo que redactar el decreto de expulsión. Pero los mismos expulsados, que hoy son los responsables del diario comunista Il Manifesto, afirman que había realizado entonces su cometido con gran amargura y ayer lo definían como un personaje "rico de méritos, que goza, dentro y fuera, de su partido, de respeto y de prestigio".
Durante muchos años, Natta fue jefe de los diputados comunistas. Después vivió más bien a la sombra de Berlinguer como su mejor cancerbero. Quien le conoce de cerca afirma que se trata de un hombre más bien moderado y poco amigo de golpes de mano o de decisiones repentinas.
En el último congreso rechazó cualquier tipo de cargo en el partido alegando razones de salud. Se pensó entonces en una retirada política que coincidía con toda una serie de polémicas internas y externas contra la línea política de Berlinguer, pero precisamente por ello el difunto secretario le dio la presidencia del organismo más delicado del partido, la Comisión Central de Control, convirtiéndole de este modo en el número dos del partido, con derecho de veto.
La conmoción que produjo la muerte de Berlinguer y el terremoto de las elecciones europeas hizo poner los ojos en Natta, considerado desde siempre como más berlingueriano que el mismo Berlinguer.
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