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España figura entre los 10 países del mundo con mayor índice de delincuencia

Milagros Pérez Oliva

España figura en estos momentos entre los 10 países del mundo con mayor índice de delincuencia, pero está a punto de descender de este ranking negro, pues, aunque el número de delitos aumenta en términos absolutos, lo hace en menor proporción que en otros países, según declaró ayer el doctor Pedro R. David, asesor interregional de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y la Justicia Penal, en el Tercer Seminario Internacional sobre la Policía que se celebra en Barcelona, organizado por la Generalitat de Cataluña.

A pesar de este dato relativamente optimista, el sistema policial español adolece de una grave deficiencia estructural, derivada de la superposición de cuerpos policiales y niveles administrativos sin funciones diferenciadas. "La duplicidad de funciones entre distintos cuerpos policiales impide una prevención eficaz del delito", afirmó el profesor Pedro R. David.Las funciones policiales en una sociedad democrática es el título genérico de éste tercer seminario, cuyas anteriores ediciones se celebraron en Vitoria, organizadas por el Gobierno autónomo vasco. Las dos ponencias de ayer versaron sobre la prevención del delito, una, a cargo del profesor de la Escuela de Criminología José María Rico, desde el plano teórico conceptual, y otra, a cargo de Pedro R. David, centrada sobre las experiencias prácticas desarrolladas en diferentes países, de las que el el profesor David, por su condición de enviado especial de las Naciones Unidas, es un testigo excepcional.

Explicó el profesor David que en los últimos años se ha observado un fenómeno excepcional a tener en cuenta: el descenso en algunos países, por primera vez, de la criminalidad en edades adultas, a pesar del aumento generalizado en todo el mundo de los índices de delincuencia juvenil. Japón es el país en el que la delincuencia adulta ha descendido de forma más significativa. También en Bulgaria se ha iniciado un descenso de la criminalidad adulta, mientras Suiza la mantiene en un nivel estacionario, lo cual demuestra, según el ponente, "que los fenómenos delictivos no se explican únicamente en función del sistema social que impera en el país".

El modelo japonés

La imbricación entre policía y población civil es la clave, según el profesor David del éxito del modelo policial japonés, asentado sobre el criterio de que es más eficaz la vigilancia permanente de la población en prevención de la delincuencia, que un sistema basado en colocar en las espaldas de cada ciudadano una dotación de policías suficiente para la seguridad. El modelo japonés, sin embargo, debe ser tomado con cautela, según el otro ponente, José María Rico, "pues plantea el problema de la multiplicación del control social y del posible advenimiento de una sociedad de mirada permanente", en la que todos desconflan de todos y cualquiera puede convertirse en el policía de su vecino.La policía japonesa dispone de un censo de familias de la comunidad bajo su control, y su plan de trabajo comienza con una visita a cada una de las familias para informarse sobre su composición, su problemática social, económica e incluso psicológica -lo que le será de gran utilidad a la hora de hacer hipótesis sobre presuntos culpables- y ofrecerse para resolver problemas a veces incluso ajenos a sus competencias, y esta ayuda es considerada como el factor más eficaz para desencadenar la confianza y posteriormente la colaboración del ciudadano.

Frente al modelo japonés, el profesor David dijo que Estados Unidos y Filipinas se producen muchos más delitos. "En ambos casos, el modelo policial es rígido, no integrado en la sociedad y visto con desconfianza por la población, lo que provoca un bajo índice de denuncias ciudadanas", explicó.

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