Firmado el convenio de Renfe con un incremento salarial del 6%
Representantes de la dirección de Renfe y la comisión negociadora, en la que están representados los sindicatos CC OO, UGT, Sindicato Libre Ferroviario y USO, firmaron el texto del convenio colectivo de 1984 que establece una subida salarial del 6%. Para llegar al acuerdo han sido necesarios seis meses de negociaciones, tres huelgas (una de ellas de 24 horas), la realización de un referéndum en el que resultó mayoritariamente rechazado un preacuerdo al que se oponía CC OO y la intervención de un mediador en la última fase de las negociaciones.
El convenio de Renfe, que tradicionalmente ha servido de test de la negociación colectiva española, ha adquirido este año características especiales. Por un lado, la prolongación de las negociaciones, a pesar de la fuerte conflictividad impulsada fundamentalmente por CC OO, ha evitado el ejemplo que para el resto de los convenios colectivos tenían los acuerdos de la mayor empresa española en número de trabajadores (algo más de 71.000 en la actualidad) y con una fuerte implantación de los sindicatos.Por otra parte, la necesidad de moderación salarial para enfrentar la crisis económica adquirió un carácter perentorio en la red nacional de ferrocarriles. El déficit, en una empresa en que los gastos de personal representan el 57,48% de los gastos totales, ascendió el pasado año a 159.810 millones de pesetas, 30.830 millones más qué en 1982. El contrato-programa firmado con el Estado obliga a Renfe a mejorar su gestión y a reducir sus pérdidas.
Resistencias al acuerdo
El convenio firmado ayer establece una subida del 6% sobre tablas salariales o un 5,9% sobre gastos de personal, aumento que es significativamente superior a la última oferta de la dirección, rechazada en el referéndum celebrado el pasado 5 de abril. Haciendo otra lectura, ya que la plantilla se ha reducido en un año en 1.320 agentes, la masa salarial media, que se sitúa ahora en 1.384.142 pesetas anuales por empleado, se ve incrementada en un 6,3%. A ello hay que añadir la revalorización de las horas extras (15,6 millones en 1983) y la consolidación de alguna mejora arrastrada de 1982.Para sindicatos y dirección se trata del mejor acuerdo posible en las circunstancias actuales, pero en las dos partes han existido problemas. Para que prosperara la aceptación del incremento salarial pactado hubo que vencer fuertes resistencias expresadas por el Ministerio de Economía. Tambien, aparte del enfrentamiento entre UGT y CC OO, tras el rechazo del preacuerdo aceptado por la central socialista, en el interior de Comisones ha habido resistencias a aceptar a un acuerdo sustancialmente inferior al del pasado año cuando la subida salarial fue del 11 % y se consiguió reducir a la jornada y 6.000 nuevos empleos sobre el papel.
Sobre las contrapartidas sociales, verdadero caballo de batalla sindical, las concesiones se han producido por las dos partes. A partir de ahora, los 1.500 directivos de Renfe, antes excluidos, pasan a estar sometidos a las disposiciones del convenio. La jornada semanal queda distribuida en cinco días de trabajo y dos de descanso. La jornada en determinados servicios de atención al público será partida.
El tiempo de bocadillo se reduce de 30 a 20 minutos, menos de lo solicitado por la empresa y se mantienen las actuales condiciones de disfrute de viviendas propiedad de la empresa. También se recortan las subvenciones a los economatos de la empresa. El sistema de vacaciones se empeora levemente -sólo podrán disfrutarsde 15 días en los seis meses de temporada alta-, y de nuevos ingresos el texto no dice nada, aunque los sindicatos habían planteado 4.500 altas.
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