El Papa exhorta en Suiza a la unidad entre católicos y protestantes
Con una llamada a la unidad de los cristianos protestantes y católicos y constantes referencias al ecumenismo, Juan Pablo II inició en la mañana de ayer en Zurich su visita a Suiza, calificada como pastoral por el Vaticano. La visita, que tendrá una duración de seis días, comenzó en el aeropuerto de Kloten-Zurich, al que el Papa llegó en un avión de la compañía Aliatalia, con un séquito de 29 personas y rodeado por decenas de informadores. Junto a Juan Pablo II viajaba el número dos del Vaticano, cardenal secretario de Estado Agostino Casaroli.El Papa, que inmediatamente después de pisar el suelo suizo lo besó, como ha hecho en todos los países que ha visitado, fue recibido en el aeropuerto zuriqués por León Schlumpf, presidente de la Confederación Helvética, y por Henry Swery, presidente de la Conferencia Episcopal de Suiza.
Miles de personas esperaban en el aeropuerto suizo, donde se tributó a Juan Pablo II una recepción solemne, tranquila y bien organizada. Seis ex miembros de la Guardia Noble vaticana, se vistieron sus viejos uniformes de gala para recibir al Pontífice.
En su discurso, el presidente de la Confederación Helvética resaltó que Suiza recibía al Papa en calidad de jefe del Estado Vaticano, precisión que venía a cuento tras la exigencia formulada en el Parlamento suizo por un diputado que subrayó la multiconfesionalidad de la Confederación Helvética.
Juan Pablo II saludó en francés, alemán e italiano (todas ellas lenguas oficiales del país), a los cristianos suizos, "católicos y evangélicos", y destacó que en su visita mantendrá contactos "con los hermanos y las hermanas en la fe que se hallan divididos".
Subrayó después las "dolorosas fracturas que todavía hoy nos dividen, lo mismo que en el pasado" y pidió a los cristianos suizos "esfuerzos cada vez mayores para superar gradualmente todas las dificultades que les dividen en el interior y en el exterior".
Misa al aire libre
Media hora después de su llegada a Zurich, el Papa subió a bordo de su avión para continuar viaje a la ciudad de Lugano, en el cantón de Ticino, sector italiano de la Confederación Helvética, donde, en el estadio de Cornaredo, celebró una misa al aire libre ante unas 35.000 personas, en su mayoría católicos italianos.Los observadores subrayan del viaje papal la visita que en la tarde de ayer realizó en Ginebra al Centro Ecuménico de las Iglesias, donde se entrevistó con los dirigentes protestantes calvinistas. Henri Schwery, presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Sión, dijo que el Papa había sido previamente informado "con objetividad" sobre los problemas peculiares de Suiza y de las preocupaciones de los católicos "de sensibilidad diferente".
En Suiza coexisten comunidades católicas muy diferentes. Los observadores señalan que fue en la localidad suiza de Écóne donde el arzobispo archiconservador Marcel Lefèvbre instaló su seminario. Asimismo se destaca que comunidades católicas y humanitarias progresistas despliegan su actividad pastoral desde el territorio de la Confederación Helvética.
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