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Marx, Engels, Lenin, Stalin y Hoxha

Los 75 años de edad se le notaban a Enver Hoxha en el desfile del 1 de mayo. Su expresíón era la de un anciano cansado, aunque no cansado de mandar. No se sentía adulado por las muchas unidades motorizados que desfilaron ante su tribuna llevando enormes retratos suyos tras los de Stalin, Marx, Engels y Lenin. Puño cerrado en la sien, hizo el saludo partisano para saludar a uria compañía de milicianas. Los ojos parecieron himedecérsele al final, cuando una multitud de niños compuso sobre el bulevar de los Mártires su ncmbre con rosas.Aquel fue el tercer primero (le mayo en el que Hoxha apareció sin su sombra de cuatro decenios, su delfin, su mano militar y escatega de la guerra partisana, Melimet Shehu, que se había suicidado en circunstancias extrañas en diciembre de 1981. Hoxha lo acusaría de espía pluriempleado, al servicio de norteamericanos, yugoslavos y soviéticos. Mehínet Sheliu es el cuarto ministro de Asuntos Interiores enfallarle a Hoxha. La fóto de aquél ha desaparecido de todos los museos, hasta de la vitrina que recoge en Tirana un grupo de ex combatientes de las Brigadas Internacionales que lucharon en España. Shehu fue oficial del Ejército republicano español en la brigada Garibaldi.

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El único régimen del mundo con un estalinismo no vergonzante

Gran admirador de Balzac y de Shakespeare, Hoxha reescribiría con tramas estalinistas y robespierrianas las tragedias de este último. El Stalin balcánico vivió una infancia holgada en QJirokastra, la ciudad más bella de los Balcanes, hoy museo. Tocaba la mandolina en el instituto local, donde obtuvo brillantes notas. A los 23 años estudiaba en Montpellier con una beca del rey Zogu, que perdería por escribir en L´Humanité artículos procomunistas.

Vuelve a la Korcha de su juventud, pero es expulsado de su cargo de profesor de francés. Abre un estanco en Tirana el año 1940 y en la trastienda funda, en 1941, el partido comunista albanés. Récord histórico, dicho partido llega al poder en tres años. Siempre impecablemente vestido, como todos los líderes comunistas balcánicos, representó la corriente revolucionaria radical del partido, en contra del obrerista Koci Xoxhe, su primer ministro del Interior, ajusticiado por traición en favor de Yugoslavia en 1948.

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